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China lanza con éxito su segunda misión espacial tripulada

El primer ministro Wen Jiabao reitera que el programa tiene objetivos pacíficos

China puso ayer por segunda vez un ser humano en el espacio. A las nueve en punto de la mañana (seis horas menos en la España peninsular), bajo un cielo encapotado, despegó de la base de Jiuquan, en el desierto de Gobi, la nave Shenzhou VI, con dos astronautas a bordo. A los 21 minutos entró en la órbita prefijada. El lanzamiento fue presenciado por el primer ministro chino, Wen Jiabao. La misión, que durará cinco días, forma parte de un ambicioso y largo programa espacial, que incluye el envío de vehículos de exploración a la superficie lunar. Pekín realizó su primer vuelo tripulado en octubre de 2003.

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Wen Jiabao visitó a los dos astronautas antes del despegue y les dijo: "Mostraréis de nuevo que el pueblo chino tiene el deseo, la voluntad, la confianza y la capacidad de alcanzar cumbres científicas sin cesar". Las palabras del primer ministro resumen la importancia que dan los dirigentes al programa espacial para contribuir a elevar el prestigio internacional del país. El lanzamiento fue seguido por el presidente chino, Hu Jintao, y otros miembros del Politburó, desde el centro de mando y control situado en Pekín. Según Wen, se trata de "una misión sagrada y gloriosa".

Una muestra de la creciente confianza de los líderes chinos en su capacidad tecnológica es que, a diferencia de hace dos años, el despegue fue emitido en directo por la televisión estatal. Las imágenes mostraron a los dos taikonautas -como los llama Pekín- leyendo tranquilamente los libros de vuelo y saludando con la mano. La televisión alternó los planos del interior de la cápsula con recreaciones por ordenador de la trayectoria descrita por el cohete. "No hay motivo para preocuparse. Cumpliremos nuestra misión de forma resuelta. Nos vemos en Pekín", habían dicho antes del lanzamiento.

A los pocos minutos de iniciado el vuelo, Fei Junlong, uno de los dos astronautas, aseguró: "Me siento bien". Fei, de 40 años, y su compañero, Nie Haisheng, de 41, fueron elegidos entre un grupo de seis finalistas. Sus identidades no fueron anunciadas hasta pocas horas antes de la cuenta atrás. Ambos son antiguos pilotos de las fuerzas aéreas.

En la ciudad de Jiuquan, de 300.000 habitantes, a tres horas de viaje de la base espacial, miles de niños desfilaron por las calles cantando para celebrar el lanzamiento, informa France Presse. La carretera hacia la base (llamada Ciudad del Espacio Viento del Este), donde trabajan 15.000 científicos y técnicos, estaba cortada.

Los periodistas occidentales no pudieron asistir al lanzamiento. Éste se produjo al día siguiente de que concluyera la sesión plenaria del Comité Central del Partido Comunista Chino, en la que el Gobierno se ha fijado como prioridad dentro del plan quinquenal (2006-2010) reducir las crecientes desigualdades entre ricos y pobres. Pekín reconoce que la brecha ha alcanzado niveles alarmantes. Aunque el programa espacial es motivo de orgullo nacionalista -un orgullo alimentado por los medios de comunicación-, otros critican el gasto en un país en el que millones de personas viven bajo el umbral de la pobreza y el 40% de la población no va nunca al médico porque no puede pagar la factura.

Para Pekín, los objetivos del programa espacial son múltiples: aprovechar los beneficios científicos que aporta la exploración del espacio, analizar la posible existencia de recursos minerales, y contribuir al prestigio de China. Algo, esto último, que consiguió hace dos años, al convertirse en el tercer país del mundo en colocar a un ser humano en órbita, tras la antigua URSS y EE UU.

Anoche, la NASA y el departamento de Estado de EE UU, felicitaron al Gobierno chino por el lanzamiento. "Una vez más, China demuestra que forma parte de los pocos países de primera fila capaces de efectuar un vuelo orbital tripulado", dijo el director de la NASA, Michael Griffin. "Celebramos que China sea el tercer país en haber enviado un hombre al espacio", subrayó el portavoz del departamento de Estado, Adam Ereli al añadir: "Creemos apropiado el uso pacífico del espacio y recibimos con satisfacción los avances de China en este campo".

Aunque no ha sido anunciada oficialmente la duración de la misión, a 340 kilómetros de altura, la prensa china ha asegurado que será de cinco días.

Despegue del cohete <i>Larga Marcha</i> desde la base  de Jiuquan. El cohete impulsó ayer la nave <i>Shenzhou VI</i> hasta su órbita a 340 kilómetros de altura.
Despegue del cohete Larga Marcha desde la base de Jiuquan. El cohete impulsó ayer la nave Shenzhou VI hasta su órbita a 340 kilómetros de altura.
Los astronautas chinos Fei Junlong (izquierda) y Nie Haisheng saludan antes del lanzamiento.
Los astronautas chinos Fei Junlong (izquierda) y Nie Haisheng saludan antes del lanzamiento.

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