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NOVEDADES EN EL SUMARIO DEL 11-M

Chergui poseía un programa para liberar teléfonos móviles

Jorge A. Rodríguez

Los primeros informes sobre Abdelhak Chergui aseguraban que un testigo protegido lo había visto "manipular un teléfono móvil del que salían un cable rojo y otro negro por su parte superior, y en otra ocasión un cilindro plateado de unos cuatro centímetros de largo, muy fino, del que también salían unos cables". Ese cilindro lo identificó luego como un detonador. Los policías que lo detuvieron le preguntaron si en alguna ocasión había liberado teléfonos móviles o los había reparado. Abdelhak dijo que no, que nunca. Pero cuando los agentes le pidieron que explicara qué tipo de programas tenía en su ordenador dijo que tenía uno "para liberar móviles", que se lo había bajado de Internet tres años antes "por curiosidad".

El estudiante de Telecomunicaciones reconoció durante el tiempo que estuvo detenido (llegó a estar incomunicado) que era amigo de Faisal Allouch, el islamista en cuya casa del barrio de Villaverde (Madrid) se reunieron los conjurados del 11-M. También admitió que conocía a otros de los supuestos implicados porque solían ir "a recargar el teléfono al locutorio de su hermano Abdelkhalak en Villaverde".

Instructor de El Chino

Estos mimbres sirvieron para que la policía escribiera sobre Abdelhak: "Presuntamente ideó la forma de activar los explosivos con un teléfono móvil y habría participado en el tráfico ilícito de vehículos con la finalidad de financiar la compra de explosivos y armas que se facilitaron a los implicados en los atentados del 11-M (...). Además, sabía por sus conocimientos técnicos que los teléfonos móviles no podían estar encendidos, pues una simple búsqueda de cobertura generaría un campo electromagnético que podría activar el detonador y por consiguiente el artefacto explosivo completo".

Es más: los investigadores creen que Abdelhak Chergui instruyó a Jamal Ahmidan, El Chino (cerebro financiero y logístico de la matanza), en la manipulación de teléfonos móviles para activar las bombas en los trenes. De esta forma, a tenor de los informes policiales que figuran en el sumario, sería el segundo candidato a haber manipulado teléfonos. Los investigadores ya saben que al menos siete de los teléfonos utilizados para activar las bombas del 11-M fueron liberados en la tienda del policía sirio Ayman Kalaji, pero lo ignoran todo sobre los otros seis teléfonos utilizados en los atentados.

Las fuentes consultadas, no obstante, no han podido precisar si el programa informático de liberación de móviles de Chergui había sido activado y utilizado antes del 11-M.

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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