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Coldplay despliega su sonido épico

Tras pasar por Barcelona, la banda actúa hoy en Madrid y el viernes en San Sebastián

Habemus banda. Ésta podría ser la frase que, en boca de todos los aficionados que el domingo siguieron el concierto de Coldplay en Barcelona, resumiría la sensación vivida tras el paso por escena de los de Chris Martin. Y es que el cuarteto británico despachó un concierto en el que evidenció sus aspiraciones a la corona de reyes del pop, una corona para la que argumentan un sonido épico, canciones que se hinchan como un buen globo y una propuesta escénica en la que ya se entrevé el crecimiento que habrá de experimentar para adaptarse a los estadios, próxima parada de los autores de Yellow. Un primer paso en esta gira española lo dieron en un Palau Sant Jordi repleto, situación que esta noche se vivirá en Madrid (Palacio de los Deportes) y el viernes en San Sebastián (velódromo de Anoeta).

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En escena eran sólo cuatro, pero imponían suficiente poder sonoro como para llenar el Sant Jordi. Con Chris Martin repartiéndose entre micro y piano, la banda solventó con eficiencia el embate de presentar sus canciones en un recinto tan amplio que, a la postre, pareció idóneo para el pop ampuloso y sensiblote de Coldplay.

Puede que se hubiese podido afinar mejor el sonido, destacar más los matices de cada instrumento y obsequiar así al público con definición más pulida, pero finalmente ello no resultó óbice para que Coldplay se apuntase un triunfo estelar cuyas dimensiones hacen pensar en un reinado de largo recorrido.

De entrada, resultaron casi tan aplaudidas las nuevas canciones del grupo como las más populares, prueba de que X&Y satisface las expectativas de un público que de Coldplay espera una soportable tensión emocional, un cierto tono ampuloso en los arreglos y melodías que para ser cantadas necesiten que el vocalista mire al cielo abriendo los brazos en espera de la comprensión del más allá. Y como prueba de la fe que Coldplay tiene en su último trabajo, el concierto se abrió con una de sus piezas, Square one, primera entrega de un cancionero que en ocasiones parece pensado para publicitar productos de belleza. O si no piénsese en Yellow, tercera canción del repertorio y primera en la que unos globos, lógicamente amarillos, provocaron un entorno ensoñador de corte muy publicitario.

Más adelante, Chris Martin se metió en un terreno que no podrá visitar esta noche en Madrid a menos que desee ser nombrado hijo no grato de la comunidad e hijo predilecto del Atleti. En el inicio de God put a smile upon your face, Martin adaptó la letra para hacer entrar la frase "Barcelona 3, Real 0", guiño populista que fue repitiendo a lo largo de la canción ante la natural complacencia del público barcelonés. Esta noche otra habrá de ser la gracia destinada a ganarse a los espectadores madrileños.

A todo esto, el montaje escénico ya estaba funcionando a pleno rendimiento. El paralelismo entre Coldplay y U2 (aspirantes y estrellas de estadio establecidas) pudo fijarse también en este aspecto. Coldplay dispuso un escenario muy sencillo presidido por una gran pantalla que lo cerraba por detrás. Igual que la de U2 en la última gira, pero de dimensiones humanas. En esta pantalla, Coldplay iba proyectando bien estéticos juegos cromáticos o bien grabaciones de ellos mismos en escena, sabiamente alteradas de chroma para darles un toque más estético. La banda supo obtener un excelente resultado de una pantalla a la que sólo habrán de aumentar el tamaño el día, no muy lejano, en el que los estadios sean su hábitat natural.

El otro elemento destacado del montaje fue un cuidadísimo juego de luces que podía dejar el escenario oscuro para luego atravesarlo con haces blancos e inundar al público con un baño de luces que lo integraba en el espectáculo.

Hubo más guiños a U2 además del sonido de las guitarras en ciertos punteos, de la hinchazón épica de las canciones y de la sensación de que se están escuchando composiciones elaboradas. Martin comenzó algún tema parodiando el "1, 2, 3... 14" de Bono y, como le solía gustar al líder de U2, el cantante de Coldplay se dio un baño de multitudes paseando entre el público al cantar la triunfal In my place en las postrimerías del recital. La sorpresa del respetable fue tan absoluta que Martin volvió enterito al escenario sin que nadie pudiese ni tan siquiera tocarlo. Antes, Coldplay serenó ánimos, en algunos casos los llegaron a dormir, con ese inevitable set acústico al que según parece está obligada cualquier banda que se precie. Es como la reválida que se ha de pasar en cada concierto, intentando quizá que los cada día menos numerosos mecheros hagan su aparición. Como son chicos muy cultos, entre las piezas que sonaron destacó una versión del Ring of fire, de Johnny Cash, que hizo aún más bueno al desaparecido artista norteamericano. Con ese tono de canción para fuego de campamento veraniego, Coldplay dejó clarísimo que sin hinchazón melódica y sin electricidad su propuesta se diluye, pierde efectividad y aburre.

Por suerte, este fragmento acústico duró poco y la banda se enchufó de nuevo a su repertorio épico-grandioso y el cielo bajó de nuevo al Sant Jordi. Recuperando piezas de todos sus discos, dando protagonismo al último de ellos, del que también interpretaron White shadows, Talk y X&Y, y dejando una sensación de seguridad y solvencia aplastantes, Coldplay presentó su candidatura al estadio con un concierto que resultó corto para los deseos de sus seguidores. Coldplay es esa banda que sirve para vender discos sin por ello perder un halo de calidad que, en su caso, viene servido por esa rara habilidad que tienen para contar algo sencillo con un aire de extraordinaria complicación emocional.

Chris Martin, durante el concierto de Coldplay el domingo en el Palau Sant Jordi de Barcelona.
Chris Martin, durante el concierto de Coldplay el domingo en el Palau Sant Jordi de Barcelona.EFE

Solidaridad

Para evitar largas colas, la organización de la gira de Coldplay ha solicitado del público que se acerque lo antes posible a retirar las entradas adquiridas con antelación. Por ello, las taquillas de Madrid y las de San Sebastián permanecerán abiertas desde las 10 horas. Aún quedan algunas entradas a disposición de los seguidores de Coldplay, aunque pertenecen a particulares que las venden a través de Internet.

Tanto en Madrid como en San Sebastián las puertas del recinto se abrirán a las siete de la tarde, y hora y media más tarde iniciará su actuación Goldfrapp, cuyo montaje no es el típico reservado a un artista que abre cartel. El concierto de Coldplay se iniciará en torno a las 21.30 horas y su duración no superará los 80 minutos.

Entre los planes que Coldplay tiene previsto desarrollar hoy en Madrid, destaca una rueda de prensa de Intermón Oxfam. No está descartado que el grupo invite a artistas españoles que apoyan igualmente a la organización a comparecer esta noche en el Palacio de los Deportes.

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