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LA ESPAÑA AUTONÓMICA

La competencia entre CiU y ERC complica el acuerdo

Carlos E. Cué

Desde que comenzó la negociación discreta para retocar el proyecto de Estatuto de Cataluña, hace un mes -un día después de su toma en consideración por el Congreso- ERC no ha dejado pasar un solo día sin recordar a sus interlocutores socialistas que para ellos es muy importante que la negociación se realice a cuatro bandas (PSOE-PSC, CiU, ERC e ICV). Mientras, los nacionalistas de CiU, liderados por Artur Mas, están cada vez más cómodos, según diputados de esta formación, en su nueva relación con el PSOE.

Varios negociadores socialistas admiten que, además del complejísimo asunto de la reforma de la financiación autonómica y el polémico término de nación para Cataluña, lo que verdaderamente dificulta en estos momentos el avance son los recelos entre CiU y ERC. Ambos partidos compiten por una franja del electorado nacionalista, y mientras ERC no olvida que CiU pactó en 1999 con el PP y se olvidó de ellos para gobernar la Generalitat, los convergentes también tienen presente que en 2003 los independentistas optaron por el PSC.

La negociación del Estatuto marcha bien, tanto que en ERC están empezando a pensar en cómo acabará, y están sonando todas las alarmas. Los partidos nunca pierden de vista el horizonte electoral, y los independentistas temen que CiU trate de repetir la jugada de septiembre, cuando amenazó con romper la negociación si no se aceptaba el modelo de financiación que proponía, el llamado concierto solidario.

Recelo mutuo

Al final su resistencia tuvo efectos positivos para su imagen. En una entrevista publicada ayer en EL PAÍS, el propio Artur Mas insistía: "Tiene que reproducirse el esquema que funcionó en Cataluña. El tripartito por una parte, y en la otra CiU, con las manos libres, e ir forzando una negociación al alza".

El recelo es mutuo. CiU no quiere ni oír hablar de una negociación a cuatro bandas en la que los nacionalistas, que están en la oposición y necesitan diferenciarse, no podrían rentabilizar un perfil propio. ERC, un partido que nunca había tenido poder, recela además de CiU porque cree que los dirigentes de esta formación, que ha gobernado 20 años en Cataluña y pactado con todos los Gobiernos centrales, se mueven mejor en los entresijos del Gobierno, de los ministerios. Además sabe que los nacionalistas catalanes cuentan con el apoyo de una parte del PSOE, que teme la repercusión electoral de las estridencias de ERC.

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Un negociador socialista, después de admitir que la competencia entre las dos formaciones es un problema, trata de restarle importancia: "Que todos los problemas sean organizar una reunión a cuatro", se ríe.

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