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El espionaje alemán puso a la CIA sobre la pista del ciudadano de origen libanés que fue secuestrado

El secuestro del ciudadano alemán de origen libanés Khaled el Masri por la CIA puede haber sido provocado por las informaciones que los servicios secretos alemanes proporcionaron sobre él a la agencia estadounidense, según apuntaba ayer el diario Berliner Zeitung. El mismo periódico publicó ayer declaraciones del defensor del pueblo de Kosovo, Marek Nowicki, en las que confirma que la cárcel que tienen las fuerzas de la OTAN en Kosovo (KFOR) en el campamento de Bondsteel escapa a cualquier tipo de control.

"Posiblemente nosotros llamamos la atención de la CIA sobre El Masri mediante las informaciones que compartimos con las autoridades de EE UU", declaró al diario berlinés un funcionario de seguridad alemán. "Porque llama la atención que en los interrogatorios los americanos le hayan preguntado por cosas que supieron por nosotros", añade la fuente cuyo nombre no cita el diario.

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El Masri estuvo cinco meses retenido por la CIA en una cárcel secreta de Afganistán en la que sufrió torturas hasta que fue liberado el 29 de mayo de 2004. Hasta ahora se creía que la CIA confundió a El Masri con un sospechoso de participar en el 11-S, de nombre similar. Pero si la información del Berliner Zeitung es cierta, podría no haberse tratado de una confusión.

A El Masri le preguntaron una y otra vez en los interrogatorios por los islamistas que conocía en Neu Ulm, la ciudad bávara donde reside. Surgió con frecuencia el nombre de Reda Seyam, un conocido suyo y presunto extremista que los estadounidenses consideran peligroso. Según la fuente del diario, la CIA sabía quién era El Masri "en parte gracias a nuestra información, porque en el intercambio regular de datos con la CIA y el FBI seguro que en algún momento les proporcionamos el nombre de El Masri, porque aparecía en el entorno de Seyam". Sin embargo, la policía alemana nunca se preocupó de investigar a El Masri porque no era sospechoso.

En Kosovo, en el campamento de Bondsteel, una base de la KFOR, se sitúa otra de las cárceles secretas de EE UU donde se tortura a presuntos terroristas. Marek Nowicki confirmó al Berliner Zeitung lo que ya denunció el responsable de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Álvaro Gil-Robles. "No hay duda de que en Bondsteel existe desde hace años una cárcel que no se somete a controles externos civiles o legales. Debemos preguntar qué está pasando allí", declaró Nowicki al diario.

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