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Bienvenidos a la cumbre de la OMC

Estimado ministro, estimada ministra:

Espero que haya hecho un buen viaje a Hong Kong y que venga lleno de energía. Por mi parte, he hecho acopio de grandes cantidades de pan integral y plátanos para que no me falten las fuerzas durante esta semana. No cabe duda de que tendremos que trabajar duramente.

Todos los ministros tienen el mismo mapa y la misma brújula, la Declaración de Doha firmada en 2001: apertura del comercio, reducción de los obstáculos y adaptación de las normas comerciales a la economía del siglo XXI, centrándonos en los intereses y necesidades de los países en desarrollo. Es una responsabilidad que no puede tomarse a la ligera. Está en juego no sólo el futuro de la Ronda de Doha, sino también el futuro del propio sistema mundial de comercio.

Estas negociaciones pueden apuntalar una economía mundial más estable y próspera
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Como ya sabe, dadas las numerosas horas que hemos pasado juntos, se trata probablemente de las negociaciones comerciales internacionales más complejas que se hayan celebrado nunca. Al abarcar la agricultura, los aranceles industriales, el comercio de servicios, el comercio y el medio ambiente y otras muchas cuestiones, estas negociaciones pueden fomentar el crecimiento que tanto se necesita para impulsar el desarrollo en África, Asia y América Latina, y apuntalar una economía mundial más estable y próspera. Esta recompensa no será fácil de conseguir.

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En los próximos días necesitará coraje político. Las numerosas personas que se beneficiarán de una mayor apertura del comercio permanecerán calladas, mientras que una minoría a la que afectan las consecuencias del reajuste del tejido económico y social estará en la calle, haciendo todo el ruido posible e insistiendo en que usted mantenga el statu quo y que no ceda un ápice.

Ésta es la razón por la que hemos tenido tantas dificultades para llegar a un acuerdo en estas conversaciones. Se suponía que terminaríamos la ronda en enero de este año. Queríamos utilizar esta reunión de Hong Kong para alcanzar acuerdos marco en productos agrícolas e industriales, con lo que hubiéramos recorrido dos tercios del camino que lleva al final de la ronda y hubiéramos pasado a una velocidad superior en toda la negociación. No hemos sido capaces de superar los obstáculos.

Para evitar las consecuencias catastróficas que lleva consigo el fracaso de las reuniones de la OMC, hemos decidido moderar los objetivos que nos habíamos fijado para esta reunión. Los progresos realizados en julio de 2004 nos permitieron recorrer aproximadamente la mitad del camino que lleva a un acuerdo final. Es posible que en las últimas semanas, una gran cantidad de trabajo y una voluntad relativamente renovada de llegar a un compromiso nos hayan hecho avanzar otro 5%. En Hong Kong, no ahorraremos esfuerzos para seguir avanzando, tratando de reducir las diferencias con respecto a la agricultura, los productos industriales y un paquete de medidas para los países más pobres. Y recuerde, en esta reunión se tratará de entablar verdaderas negociaciones. Si no aprovechamos esta ocasión de hacer esfuerzos reales para salvar nuestras diferencias, los ciudadanos de su país querrán saber por qué.

Así pues, o acabamos la ronda a fines de 2006 o corremos el riesgo de que el sistema mundial de comercio pierda importancia. Las normas sobre el comercio internacional se actualizaron por última vez en 1994, cuando los ordenadores, por no decir los teléfonos móviles, se consideraban productos sumamente exóticos, el correo electrónico sólo era utilizado por unos pocos elegidos y China, India y Brasil daban sus primeros pasos como potencias comerciales mundiales. ¿Puede imaginarse lo qué nos traerá el próximo decenio? Los gobiernos, frustrados por la falta de progresos en la OMC, verán en las negociaciones bilaterales o regionales la alternativa, en la que es evidente que los países más pequeños y pobres tendrán menos influencia. La OMC se convertiría a su vez en una gran maquinaria de solución de conflictos en la que habría poco espacio para la actividad legisladora.

Ello sería especialmente de lamentar si se tiene en cuenta lo que se ha conseguido ya en los cuatro años transcurridos desde que se lanzó la ronda en la capital de Qatar. Los países ricos reducirían las subvenciones agrícolas que distorsionan el comercio en mayor medida que durante la ultima ronda comercial en 1994, la Ronda Uruguay. Se acabaría con las subvenciones a la exportación. Se reducirían drásticamente los aranceles aplicados a los productos agrícolas e industriales. Se progresaría hacia un sistema de comercio internacional más compatible con normas medio ambientales y se podrían reducir las subvenciones que llevan al agotamiento de los recursos pesqueros.

¿Estamos realmente dispuestos a perder todo esto?

En las últimas semanas, el ambiente en la OMC en Ginebra ha mejorado. Todos los miembros de la OMC acordaron por consenso el proyecto de documento que constituirá la base de las negociaciones en Hong Kong; esto es la primera vez que ocurre antes de una Conferencia Ministerial. Y precisamente el martes pasado acordamos por fin adaptar nuestras normas para que los países pobres que no tienen capacidad de fabricación puedan tener acceso a medicamentos genéricos cuando se produzca una crisis sanitaria. Este pequeño impulso nos permite llegar a Hong Kong con un moderado optimismo. Cuento con usted para que este trabajo nos sirva de impulso en los próximos días.

Ah, y no olvide traer su talonario. Todos los miembros habrán de contribuir a la negociación, aunque los cheques de algunos tendrán más ceros que los de otros. Pero recuerde que se trata de una inversión inteligente: estas negociaciones entrañan beneficios para todos los participantes y por eso todos ustedes obtendrán un elevado rendimiento.

PS: Recuerde que en Hong Kong se incorporarán a nuestra Organización dos nuevos miembros: Arabia Saudí y Tonga.

Pascal Lamy es director general de la Organización Mundial del Comercio.

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