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Nadie reclama a Rosario

El cuerpo de Rosario Endrinal Petit, la indigente asesinada, espera en uno de los cajones del Instituto Anatómico Forense, en el Hospital Clínico. Nadie se ha interesado por los restos de esta mujer, nacida hace 51 años en Barcelona. La policía trata desde hace varios días de localizar a su única hija, que al parecer habita en el cinturón industrial de la ciudad.

Las únicas huellas de la biografía de Rosario aparecen en el padrón municipal, que asegura que la mujer, divorciada, vivió en la calle de Brasil, en el barrio de Sants, en Barcelona, que abandonó para trasladarse a Francia, donde viven algunos de sus familiares.

El rastro de Rosario Endrinal Petit reaparece con fuerza en las ultimas semanas en el barrio de Sant Gervasi, en la parte alta de la Barcelona, donde se la veía a diario vagabundear, arrastrando una pierna vendada, mientras hablaba sola.

Sus últimas palabras, antes de encerrarse en el cajero automático donde fue asesinada, las dirigió al dueño de un bar cercano para pedirle que le sirviera una copa de coñá. La noche anterior un parroquiano del mismo establecimiento le había pagado una cerveza mediana, después de que ella reclamara al propietario durante varios minutos algo para beber.

Ayer los empleados de esta sucursal de La Caixa colocaron sobre el cajero automático un enorme cartel en el que los clientes podían leer: "Fuera de servicio"

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