El Consejo de Seguridad trata de resolver sus discrepancias sobre Irán

Los cinco países con poder de veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas siguen divididos tras dos semanas de negociaciones sobre el modo de afrontar la crisis del programa nuclear iraní. Rusia y China quieren que el expediente se quede en manos del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) mientras que Estados Unidos, Francia y Reino Unido buscan una acción del Consejo para presionar a Teherán.

De la reunión celebrada la madrugada del martes entre los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad y Alemania salió un acuerdo de mínimos, según reza la declaración pactada tras el encuentro: "Compartimos una profunda preocupación ante la negativa de Irán de responder positivamente a la resolución del OIEA del 4 de febrero, que continúe enriqueciendo y que haya cesado de cooperar".

El embajador francés ante la ONU, Jean-Marc de la Sabliere, insiste que Teherán "debe respetar absolutamente las resoluciones del OIEA" y en este sentido dijo que las discusiones se están centrando en la manera en que el Consejo de Seguridad "debe poner su pie para reforzar la autoridad del OIEA" y "sobre el nivel de precisión del mensaje que se debe dirigir a Irán".

Las discusiones para pactar un texto basándose en la propuesta franco-británica se califican de difíciles. "Al final tendremos esa declaración aunque llevará tiempo", indicó tras la reunión el responsable de Asuntos Políticos del Departamento de Estado, Nicholas Burns. El objetivo de evitar que Irán se convierta en una potencia nuclear militar es compartido. Las divergencias surgen al decidir cómo prevenirlo. En esta primera fase no se contempla la amenaza de las sanciones contra el régimen iraní.