El rey Mohamed VI pone en libertad a 37 independentistas saharauis
El monarca elude en El Aaiún desvelar su proyecto de autonomía
El rey de Marruecos, Mohamed VI, no desveló ayer un ápice del plan de autonomía que prepara, pero al término de su tercer viaje al Sáhara Occidental anunció una gracia real para 216 presos, entre ellos los 37 independentistas saharauis que cumplen condena en la Cárcel Negra de El Aaiún, algunos desde hace 10 meses por instigar protestas contra la "ocupación" de Marruecos.
Los 37 fueron excarcelados a las nueve de la noche e inmediatamente se produjo, en el barrio de Mataalá, en El Aaiún, una manifestación espontánea para celebrar su puesta en libertad y recordar, de paso, a gritos la aspiración a la independencia. De la cárcel salieron, entre otros, Alí Salem Tamek, el más célebre de los independentistas, Hamad Hamad, que en julio se encerró en la Casa de España, y Mohamed Mutaukali, un conocido activista de derechos humanos.
El monarca alauí pronunció en El Aaiún el primer y último discurso de su estancia de cinco días. Dejó claro que no cumplirá el plazo que, a través de su anterior embajador ante Naciones Unidas, Mohamed Benunna, Rabat se había fijado en abril para enviar al Consejo de Seguridad su oferta de autonomía con la que intentará demostrar su buena voluntad para buscar una solución al conflicto.
El máximo órgano de la ONU se reúne a finales de abril para examinar cómo resolver ese contencioso sahariano que dura desde hace 30 años, pero no tendrá aún sobre la mesa la segunda propuesta marroquí. La primera, remitida en diciembre de 2003, fue desestimada por James Baker, entonces enviado del secretario general de Naciones Unidas para el Sáhara, por ser muy insuficiente.
El retraso en la entrega se debe a que además de consultar, desde el 3 de marzo, con los partidos políticos su iniciativa, el soberano quiere ahora hacerlo con el Consejo Real Consultivo para los Asuntos Saharianos, un órgano de jefes tribales saharauis creado en 1999, pero cuya composición el rey renovó ayer. Deberán, según Mohamed VI, "contribuir a defender la marroquinidad del Sáhara". Marruecos "no cederá un palmo ni un grano de arena".
El rey concluyó su alocución con un encendido elogio del "Ejército, la Gendarmería Real así como la Seguridad Nacional y las Fuerzas Auxiliares (cuerpo paramilitar) y del conjunto de los responsables locales que han demostrado valentía y tenacidad bajo la autoridad suprema de Su Majestad en la defensa de la integridad de la patria (...)".
Un alto el fuego prevalece en el Sáhara desde hace 15 años, por lo que la alabanza real sólo puede referirse a la represión llevada a cabo desde mayo de 2005 contra los independentistas que se manifestaron. Varias decenas de ellos cumplían condenas y uno falleció a consecuencia de los golpes.
Pese al despliegue policial los jóvenes independentistas han logrado dar algunos "saltos" en varias ciudades, incluida la capital, para corear eslóganes contra la visita real y enarbolar brevemente banderas del Frente Polisario.
Las autoridades marroquíes opinan que la presencia de la prensa internacional acentuaba las protestas. De ahí que hayan, aparentemente, intentado evitar que la española acudiese a El Aaiún. La fecha de la visita real no le fue comunicada de antemano, tampoco fue acreditada y, en consecuencia, no pudo alojarse en ningún hotel y se vio obligada a pernoctar en casas particulares.
