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Microsoft se enfrenta a la UE en el juicio que fijará las reglas del mercado tecnológico

Bruselas intenta demostrar que la firma de Bill Gates abusó de su posición dominante

Nunca antes los jueces del Tribunal de Justicia Europeo han tenido que pronunciarse sobre una multa tan alta, 497,2 millones de euros. Nunca antes la audiencia judicial de una empresa contra la Comisión Europea había sido tan larga -cinco días-. Y nunca un asunto había sido juzgado por tantos jueces (hasta 13, de otras tantas nacionalidades). Desde hoy hasta el viernes se enfrentarán en los tribunales Microsoft y el Ejecutivo comunitario, empeñado en demostrar que el gigante informático copa el mercado informático con prácticas que impiden a sus rivales competir.

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Las dos partes se juegan mucho y coinciden en que el precedente legal que resulte de esta vista tendrá un impacto muy importante en cómo se establezcan en el futuro las reglas del juego del mercado tecnológico. Bruselas intentará demostrar que Microsoft sigue sin cumplir su decisión de marzo de 2004, en la que le impuso la multa récord de casi 500 millones de euros por abuso de su posición dominante. La empresa informática pagó la multa en una cuenta bloqueada, pero presentó ante un tribunal un recurso contra las sanciones, que es el que hoy se dirime en Luxemburgo.

Además de la multa, la Comisión exigió a Microsoft que ofreciera a las competidoras la información necesaria para que los programas alternativos al de Bill Gates, como Linux, fueran compatibles y pudieran trabajar en red con Windows, el sistema operativo utilizado por el 95% de los ordenadores del planeta. Piden a Microsoft que facilite los protocolos y especificaciones que hagan posible la llamada interoperabilidad, es decir, que ordenadores que no utilicen Windows puedan comunicarse con los que sí lo utilizan.

La empresa de Gates dice haber entregado hasta 12.500 páginas de información con los protocolos, pero que Bruselas considera insuficientes, por lo que impuso a Microsoft a finales del año pasado una nueva multa de 2,2 millones de euros diarios, todavía pendiente de ejecutar.

Compartir innovación

Por su parte, la empresa de Redmond (Estado de Washington) alega que ya ha entregado la información necesaria y que ir más allá supondría entregar a los competidores sus innovaciones. "Hemos invertido mucho tiempo y dinero en crear productos innovadores y exitosos, y ahora nos exigen que los compartamos. No tiene sentido. El capitalismo es así", sostienen fuentes de Microsoft. Para sus competidores, sin embargo, la historia se escribe de otra manera: "Su estrategia es conservar su cuasimonopolio impidiendo la interoperabilidad. Eso les garantiza que otros no entren en el mercado", dice Thomas Vinje, el abogado de Clifford Chance que defiende a empresas rivales como IBM, Corell u Oracle y para quien la estrategia de Microsoft le permite "hacerse con el control de la infraestructura de la economía moderna. Esto tiene una importancia política y social tremenda".

La Comisión también exigió a Microsoft en la decisión de marzo 2004 que no colgara del paquete de Windows aplicaciones que se venden por separado, para no minar la competencia de las empresas que fabrican aplicaciones similares.

Microsoft sostiene que incluir el reproductor Media Player en los paquetes del sistema operativo no ha impedido la competencia, y para demostrarlo en el juicio pondrá de ejemplo el éxito de la descarga de música mediante iTunes de Apple, según fuentes legales de la compañía.

Un sapo que la Comisión dice no estar dispuesta a tragar, habida cuenta del reguero de cadáveres informáticos que la apisonadora Microsoft ha dejado a su paso (Real Player y Netscape, entre otros) gracias a la llamada integración de programas como el Media Player.

Estas cuestiones técnicas, que prometen dominar la audiencia que comienza hoy, disfrazan el verdadero contencioso que se dirimirá en Luxemburgo: el papel que les corresponde a los reguladores estatales -en este caso, comunitarios- a la hora de fijar las reglas por las que deben regirse las empresas tecnológicas, así como la oportunidad de intervenir en casos de monopolio, y regular dónde acaba el derecho a la propiedad intelectual y empieza la obligación de compartir información con los competidores.

Modelos de capitalismo

Esto supone, en definitiva, el enfrentamiento entre distintas versiones del modelo económico capitalista. Por un lado, el que niega la intervención de los árbitros estatales porque considera que las innovaciones regularán por sí mismas el mercado tecnológico, al hacer los nuevos productos que unas empresas mueran para dar paso al nacimiento de otras, frente a los que apoyan que la defensa de los derechos del consumidor pasa por intervenir ante situaciones monopolísticas.

En este sentido, la audiencia promete marcar un antes y un después en el mercado de las nuevas tecnologías. "Este caso plantea cuestiones importantes no sólo para Microsoft, sino también para compañías de todo el sector tecnológico y para muchas otras", señalan desde las oficinas de Microsoft.

Y ha sido la comisaria europea de Competencia, Nellie Kroes, una liberal convencida, la que tras recibir el testigo de su antecesor e impulsor del caso, Mario Monti, ha hecho de Microsoft una de las bestias negras de Bruselas y en este juicio se juega su autoridad.

Bill Gates, fundador de Microsoft, en una foto de archivo.
Bill Gates, fundador de Microsoft, en una foto de archivo.EFE

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