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Una reforma urbana polémica

El Ayuntamiento tacha de "caprichosa intolerante" a la baronesa Thyssen

La mayoría de los árboles afectados por la obra frente al museo tiene 10 años o menos

Carmen Cervera, viuda del barón Thyssen, es "una caprichosa intolerante" que "antepone su interés personal al de los ciudadanos", que "va por libre" y que "se salta los procedimientos democráticos". La definición la dio ayer la edil de Urbanismo, Pilar Martínez, antes de pedir que Cervera "explique públicamente" por qué se opone al proyecto de reforma del eje Recoletos-Prado. El Ayuntamiento asegura que en el "salón del Prado", entre las fuentes de Cibeles y Neptuno, sólo deberán ser "trasladados", no talados, 16 árboles. Entre éstos hay un plátano de 70 años y cuatro sóforas (tres de ellas enfermas) de unos 50 años. El resto de los árboles afectados tiene entre 3 y 12 años, y el perímetro de su tronco puede abarcarse con una mano.

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La concejal de Urbanismo se citó ayer con los periodistas y con varios de los autores del proyecto Recoletos-Prado frente a la puerta del Museo Thyssen-Bornemisza, para salir al paso de las acusaciones formuladas por Carmen Cervera y apoyadas por Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid. Cervera ha amenazado con encadenarse a un árbol del paseo del Prado si el Ayuntamiento no da marcha atrás en el plan de reforma de la zona, porque considera que perjudicará al museo que alberga la colección de arte de su difunto marido, y que supondrá la tala de "árboles centenarios".

Ese plan, aprobado bajo mandato del anterior alcalde, José María Álvarez del Manzano, y que cuenta con el respaldo de PP, PSOE e IU en el Ayuntamiento, no se pondrá en marcha hasta el próximo mandato.

"Es mentira que la señora Cervera no tenga información del proyecto. Hemos mantenido en los últimos meses cinco reuniones con el patronato de la Fundación Thyssen-Bornemisza, y estaban de acuerdo con el plan. La única que se opone es la señora Cervera, y tendrá que explicar por qué. Está anteponiendo su interés personal al interés general de los ciudadanos de Madrid. Ella va por libre. Pero la inteligencia debe primar sobre la actitud caprichosa e intolerante de una persona, que es la señora Carmen Cervera", insistió Pilar Martínez sin darse pausa.

Según la concejal, el proyecto que ha desatado la ira de Cervera -y la preocupación de la Comunidad, que lo censura por su "importante afección ambiental"- "no es definitivo". "Se están pronunciando sobre el plan inicial, aprobado hace un año, pero en el definitivo se están cambiando muchas cosas, y ése no estará listo hasta el próximo junio", prosiguió.

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Los informes que ha elaborado la Comunidad de Madrid sobre el proyecto inicial hablan de 690 árboles afectados -460 de ellos, talados- en todo el ámbito Prado-Recoletos. Pero ese ámbito es mucho más amplio de lo que sugiere su nombre: incluye, junto a los paseos de Recoletos y Prado -de Colón a Atocha-, la calle de Serrano, la cuesta de Moyano, el cerrillo de San Blas, la calle de Alfonso XII o el entorno de los Jerónimos. Y precisamente el tramo que ha provocado la polémica, el del llamado Salón del Prado (entre Cibeles y Neptuno), es aquél en el que la arboleda se verá menos afectada por las obras.

"Se están diciendo cosas absurdas, como que aquí se van a talar árboles de la época de Carlos III. De esa época no hay ni uno, y aunque sí los hay centenarios, esos no se van a tocar. Sólo hay 29 ejemplares afectados, y todos serán trasplantados", aseguró Juan Miguel Hernández de León, portavoz del grupo de arquitectos que, bajo el nombre Trajineros y capitaneado por Álvaro Siza, ganó el concurso de ideas en 2002 para remodelar el eje museístico Prado-Recoletos.

De esos 29 ejemplares, 16 son árboles (plátanos y sóforas), y el resto, arbustos. Todos, según Hernández de León, deben ser apartados -interfieren con los carriles de tráfico que se eliminan frente al Museo del Prado y se desvían por el eje opuesto-, pero "serán recolocados a unos metros de distancia, en el mismo paseo".

El de más porte y más años de vida es un plátano que lleva plantado en el paseo del Prado unas siete décadas. Deberá ser cuidadosamente desplazado cuatro metros, y el Ayuntamiento -que gastará en la operación, sólo para ese árbol, entre 6.000 y 12.000 euros- no garantiza que sobreviva. "Tiene unas posibilidades del 70% o el 80%", calcula Antonio Prieto, ingeniero forestal, catedrático de la Universidad Politécnica y miembro de Trajineros.

Además del plátano, entre los 16 árboles afectados hay cuatro sóforas de entre 30 y 50 años, aunque Prieto aseguró que tres de ellas están enfermas. El resto de los ejemplares son "arbolillos, porque un árbol sólo lo es si supera los ocho metros de alto".

Troncos de 15 centímetros

Este periódico comprobó ayer que el perímetro del tronco de cinco de estos arbolillos ronda los 15 centímetros -puede rodearse con la mano de un adulto-, lo que corresponde, según Prieto, a ejemplares de entre tres o cuatro años de vida. Hay también otras seis sóforas o plátanos con un perímetro de entre 30 y 45 centímetros, equivalente a entre siete y 12 años. "¿Esos son los árboles de la época de Carlos III? Venga, hombre...", ironizaba ayer un dirigente de la Concejalía de Urbanismo.

El tramo final del paseo del Prado, entre Neptuno y Atocha, se verá bastante más afectado por las obras: allí, según el proyecto inicial del Ayuntamiento, serán talados 69 árboles y trasplantados 75.

El otro motivo de queja de la viuda del barón Thyssen es que todo el tráfico será desviado frente a su museo. El Ayuntamiento replica que la acera del Thyssen se triplicará, que, además, en ella se plantará una barrera de 62 plátanos nuevos, y que, donde ahora hay cuatro carriles, habrá cinco pero separados por una mediana formada por los árboles (éstos sí de gran porte) ya existentes. "Lo que le pasa a la señora Cervera es que cree que su museo debe ser más importante que el del Prado. Y eso no puede ser", concluyó Pilar Martínez.

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