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El debate de la eutanasia

¿Puede rechazar un paciente la respiración asistida?

Jorge León necesitó que una mano le ayudara a morir. Estaba conectado a un respirador que le mantenía con vida contra su voluntad. Junto a su cadáver se encontró un vaso. Se sospecha que podía contener algún producto que le causara la muerte o algún sedante que le ahorrara sufrimiento al desconectarlo. En reiteradas ocasiones había pedido la desconexión. ¿Tenía derecho a ello?

José Luis Díez Ripollés, catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Málaga, cree que se trata de un supuesto que no entra dentro del artículo 143 del Código Penal, en el que se castiga la eutanasia. "La Ley de Autonomía del Paciente exige el consentimiento para cualquier tratamiento", señala. "Tenía derecho a rechazarlo".

De la misma opinión son Miguel Bajo, catedrático de Derecho Penal de la Universidad Autónoma de Madrid y Fernando Marín, presidente de la asociación Morir en Casa. Este último considera que en la muerte de Jorge León "no hay nada ilegal". "La ley dice que todo paciente tiene derecho a rechazar un tratamiento y nosotros consideramos que el respirador lo es. De todas formas, abogamos por la eutanasia y consideramos que seguimos con una medicina demasiado paternalista que no deja decidir al paciente".

Discrepa la doctora Magdalena Sánchez, vicepresidenta de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL), quien opina que el caso se adscribe a la definición de eutanasia. "La retirada de un respirador artificial, esté el enfermo consciente o no y siempre que sea imprescindible para mantenerle vivo sabiendo que al desconectarlo se produce la muerte, es claramente una eutanasia activa, que no está legalizada".

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