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Uribe es el gran favorito en los comicios de Colombia

Los votantes acuden hoy a las urnas para elegir presidente por cuatro años

Las elecciones presidenciales colombianas de hoy certificarán, con toda probabilidad, la reelección de Álvaro Uribe, hecho inédito desde hace 64 años, y la agonía de los dos partidos tradicionales -Liberal y Conservador-, que monopolizaron el poder durante más de 150 años. Si se cumplen las previsiones, por primera vez en muchas décadas ningún candidato de ambas formaciones estará entre los dos más votados.

En la recta final de la campaña, la contienda ha quedado polarizada entre la nueva derecha del presidente Uribe y la nueva izquierda de Carlos Gaviria, que obtendrá la mejor votación en toda su historia en Colombia.

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Los colombianos acuden a las urnas con Uribe como gran favorito

Dos grandes coaliciones, la uribista Primero Colombia y el Polo Democrático Alternativo (izquierda), han desplazado al viejo bipartidismo entre conservadores y liberales. Por un lado, los conservadores están difuminados como un partido más en el bloque electoral del presidente, mientras que los liberales mantienen sus siglas con la candidatura del veterano Horacio Serpa, que en el curso de la campaña ha caído en picado hasta colocarse en un lejano tercer lugar, con un 13% de las expectativas de voto, según las últimas encuestas. "Entre el arrollador caudillismo uribista y el glamour que le han imprimido a la campaña las canas y la dialéctica de Gaviria, los bigotes de Serpa siguen anclados en el pasado", señala la revista Semana.

Uribe se ha mantenido hasta el último día a gran distancia de todos los competidores, pero ha sufrido un descenso que ha abierto algunos interrogantes sobre su previsible victoria en la primera vuelta. Los últimos sondeos le dan todavía entre el 54% y el 57%, con una tendencia a la baja. Todo lo contrario del jurista respetado y novel en política Carlos Gaviria, cuya imagen ha experimentado un crecimiento espectacular en cinco meses. Se acerca al 20% de las intenciones de voto, y sus asesores más optimistas confían en llegar al 30%. Lejos, muy lejos, el ex alcalde de Bogotá Antanas Mockus ha quedado estancado en el 1%, pese a tener un discurso renovador y distintivo que atrae a los sectores más educados.

Denuncias de irregularidades

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Con estos porcentajes, la única duda es si la contienda electoral concluirá hoy o será necesaria una segunda vuelta. Los observadores internacionales de la Organización de Estados Americanos (OEA), del Parlamento Europeo y del Congreso español han escuchado de parte del equipo de campaña de Gaviria algunas denuncias de irregularidades. Antonio Navarro Wolf, jefe de debates del candidato del Polo Democrático, aseguró ayer que en diversas zonas rurales bajo influencia de los grupos paramilitares se han trasladado unas 700 mesas electorales (unos 350.000 votos) hasta las cabeceras municipales, por presuntas razones de seguridad. En su opinión, los campesinos que viven en zonas apartadas no podrán votar por falta de transporte.

Navarro recordó que en las anteriores elecciones presidenciales, Uribe arrasó en los territorios controlados por los grupos paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), debido a que el Polo Democrático no tenía apoderados en muchas mesas por miedo. Según estas denuncias, unos 300.000 votos podrían ser manipulados. Si el resultado de la elección es muy ajustado, esta cifra podría influir en la necesidad o no de realizar una segunda vuelta, según Navarro.

A pesar de que pocos esperan un resultado distinto al triunfo de Uribe, la campaña electoral ha tenido aspectos que pueden calificarse de históricos. Ha reaparecido la controversia política, aletargada durante décadas por el bipartidismo que desembocó, en la práctica, en dos corrientes de un mismo partido. La izquierda, que hasta hace pocos meses ocupaba un lugar marginal en la política colombiana, ha logrado colocarse como la segunda opción electoral de Colombia y romper el maleficio de ser considerada un apéndice de la guerrilla.

Ciertamente, el Polo Democrático es una amalgama de organizaciones con importantes diferencias, pero al frente hay un candidato respetado a quien nadie cuestiona. "Hoy les une el éxito que por primera vez tendrá la izquierda en Colombia", opina León Valencia, integrante del Tribunal Nacional de Garantías, órgano nombrado por el Consejo Nacional Electoral.

Por su parte, Uribe ha actuado en la campaña más como presidente que como candidato. Se ha negado a participar en los debates electorales, ha evitado la controversia en los grandes temas y ha estado permanentemente en los medios audiovisuales para insistir en los "éxitos de la política de seguridad democrática", el crecimiento económico de Colombia pese al conflicto armado, y la necesidad de aplicar el Tratado de Libre Comercio firmado con EE UU. La última carta que sacó de la manga en el tramo final de la campaña fue la promesa de presentar a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) una propuesta de paz el día siguiente de ganar la elección. Si la guerrilla no acepta, ha dicho, endurecerá las operaciones militares.

Miembros de la guardia presidencial colombiana patrullan una calle en Bogotá.
Miembros de la guardia presidencial colombiana patrullan una calle en Bogotá.REUTERS

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