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La campaña del referéndum en Cataluña

Zapatero avisa al PP de que no consentirá sus descalificaciones a los socialistas vascos

El presidente se compromete en Lleida a no actuar "con racanería" en el desarrollo del Estatuto

Miquel Noguer

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, dejó ayer claro que el anuncio del líder de los socialistas vascos, Patxi López, de mantener reuniones "formales" con Batasuna, cuenta con su pleno apoyo. En un mitin en Lleida, Zapatero advirtió al PP de que no va a "consentir" las "descalificaciones" que el Partido Socialista de Euskadi (PSE) ha recibido desde que anunció el inicio de estas conversaciones. Aseguró también que su compromiso con Cataluña va más allá de la aprobación del Estatuto y que no actuará "con racanería" a la hora de desarrollar la nueva carta autonómica.

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En el primero de los tres actos de campaña electoral que Zapatero protagonizará en Cataluña para pedir el al nuevo Estatuto, el presidente quiso comenzar con una breve pero significativa referencia al proceso de paz y al relevante papel que juega en él el PSE. Tras recordar el "dolor" y el "horror" que los miembros y simpatizantes de ese partido han sufrido en los últimos años, dijo que ahora, iniciado el proceso de paz, no "consentirá" las descalificaciones de que están siendo víctimas por parte del PP.

Al iniciar su discurso, Zapatero conocía ya las declaraciones que el líder del PP, Mariano Rajoy, hizo en Marbella en el sentido de que el PSOE se salta a la torera la ley de partidos al iniciar conversaciones con una formación ilegalizada. Pero, según fuentes del PSOE, Zapatero optó por obviar las afirmaciones de Rajoy y no darle más cancha, máxime cuando el jefe de la oposición tachó de frívolo e irresponsable al presidente.

Zapatero quiso delimitar sus advertencias a Rajoy y dedicó la práctica totalidad de su discurso en Lleida a preconizar elal Estatuto catalán. Ayer, tres años después de haber prometido que aceptaría el Estatuto que aprobara el Parlamento de Cataluña, el presidente del Gobierno se atrevió con una nueva promesa. Esta vez en el sentido de no actuar con "racanería" a la hora de desarrollar la carta autonómica que, previsiblemente, se aprobará en el referéndum del 18 de junio.

El presidente del Gobierno quiso llevar el debate al día de después de la consulta. Convencido de que los catalanes votarán de forma masiva -"por amor propio hacia Cataluña"-, dijo, se comprometió a gestionar el despliegue del nuevo Estatuto cooperando lealmente con la Generalitat y "sin rivalidades" entre administraciones. Además, y ante el presidente del Ejecutivo catalán, Pasqual Maragall, y el primer secretario del PSC, José Montilla, se comprometió a que el nuevo Estatuto no se quede en papel mojado cuando los consejeros de la Generalitat deban peregrinar ministerio por ministerio a negociar traspasos competenciales y la consiguiente financiación.

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"No vamos a racanear, vamos a hacer que los catalanes tengan lo que prevé el Estatuto que se votará el día 18", dijo. Y extendió su compromiso a lo que para muchos es el gran telón de Aquiles de la Comunidad Autónoma catalana: el déficit en comunicaciones. "En siete años vamos a recuperar 20 años de inversiones insuficientes en infraestructuras en Cataluña", enfatizó. "Os doy mi palabra que se va a cumplir año a año mientras yo esté en el Gobierno".

Leyes que el PP no derogó

Pero, para que esto ocurra, antes debe triunfar el . Y, a ojos del presidente, el único gran escollo en este final de recorrido es el no del PP: "Un no preventivo, como el de la Guerra de Irak". El presidente del Gobierno quiso también dejar claro que si el PP se opone al Estatuto catalán es por puro tacticismo electoral para echarle a él de la Moncloa y a Maragall de la Generalitat. "Para el PP, el no sirve para todo".

El presidente buscó el cuerpo a cuerpo con los populares, y particularmente con Mariano Rajoy, al recordarle las leyes a las que se opuso la derecha pero que después cuando gobernaba y podía hacerlo, no derogó. Desde la ley del Divorcio a la del matrimonio homosexual. "Y bien que las han utilizado", dijo, refiriéndose a la reciente boda de un concejal popular en el Ayuntamiento de Ourense. Auguró que lo mismo ocurrirá con el nuevo Estatut. "Cada vez que la mayoría progresista consigue avances, el PP se acaba sumando a ellos, aunque 20 años tarde". "Éste es el problema del PP, siempre llega veinte y pico años tarde".

Hurgando en las contradicciones del primer partido de la oposición, criticó al líder del PP catalán, Josep Piqué, por su foto de campaña ante el monumento que conmemora la aprobación del Estatuto de 1979 en Sau (Barcelona). Recordó que, pese a la encendida defensa que ahora hace el PP de aquel Estatuto, "Alianza Popular no lo votó".

Zapatero demostró haber tomado nota de las demandas de los socialistas catalanes. "Cataluña hará un servicio a la España plural, democrática y avanzada que quiere la mayoría de los españoles", dijo reconociendo la aportación del PSC.

Pero la artillería pesada contra el PP se quedó en los discursos y no estuvo plasmada en la escenografía del mitin. Y es que el PSC está haciendo un uso más que selectivo de su polémico lema de campaña Sí, gana Cataluña; No, gana el PP. En el mitin de ayer, como en la mayoría de los celebrados hasta ahora, el PSC omitió la segunda parte de su lema. El escenario estuvo presidido, simplemente, por la pancarta del Sí, gana Cataluña.

Pasqual Maragall y José Luis Rodríguez Zapatero, durante el mitin del PSC en Lleida.
Pasqual Maragall y José Luis Rodríguez Zapatero, durante el mitin del PSC en Lleida.HERMÍNIA SIRVENT

Maragall recaba apoyos

El primer mitin de Pasqual Maragall lejos del área metropolitana de Barcelona le permitió cosechar algo más que adhesiones al nuevo Estatuto. Con su partido inmerso en un discreto, pero vivo debate sobre su posible relevo al frente de la candidatura socialista para las elecciones de otoño, buena parte del público de Lleida le recibió al grito de "presidente, presidente".

Fue el mismo público que ovacionó a Zapatero y despidió con aplausos más bien discretos al primer secretario del partido, José Montilla, para muchos socialistas de la periferia de Barcelona, el sucesor natural de Maragall. En las puertas del mitin también se vieron pancartas con el lema Maragall presidente.

El jefe del Ejecutivo catalán respondió dando por hecho que Cataluña no utilizará el referéndum estatutario para propinar un voto de castigo. "En Cataluña no pasará como en Francia", dijo refiriéndose al referéndum de la Constitución Europea. "Aquí la gente sabe lo que se vota". Recordó, sin embargo, que en otoño habrá comicios para elegir un nuevo gobierno, "pero eso ahora no toca", dijo Maragall.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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