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Violencia en Oriente Próximo

Las milicias de Hamás y de Fatah recrudecen los enfrentamientos

Dimite el único ministro cristiano del Gobierno palestino por la violencia entre facciones

Naiara Galarraga Gortázar

Las disputas entre Hamás y Fatah ya no se dirimen sólo a balazos o con secuestros. Centenares de policías vinculados a Fatah tirotearon y prendieron fuego anoche a la oficina del primer ministro en Ramala (Cisjordania) tras una manifestación en contra de los ataques sufridos horas antes a manos de fieles a los islamistas en Gaza. El incendio sólo afectó a una de las cinco plantas del inmueble.

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Además, un diputado de Hamás fue brevemente secuestrado. Tras ser liberado, fue llevado a la oficina presidencial, donde se habían refugiado nueve legisladores islamistas más. La tensión era tal que el presidente palestino, Mahmud Abbas, ordenó a las fuerzas de seguridad que tomaran el control de las calles.

Por la tarde, leales a Hamás habían atacado con cohetes antitanque y lanzagranadas el cuartel general de la seguridad preventiva en Rafah, al sur de la franja de Gaza, fiel al presidente Mahmud Abbas. La disputa causó dos muertos y daños en el edificio. Todo empezó cuando milicianos islamistas tirotearon el inmueble tras el funeral de uno de sus compañeros, muerto por activistas de Fatah. Los agentes respondieron a tiros y mataron a otro de los islamistas. Estos echaron mano entonces de las armas pesadas. Quince personas resultaron heridas en el combate.

Los enfrentamientos entre los seguidores de Fatah, el partido perdedor de las elecciones del 25 de enero, y los de Hamás han costado la vida a una veintena de personas. Diversos analistas advierten de la posibilidad de una guerra civil.

El recrudecimiento de la violencia interpalestina ha tenido la primera consecuencia política. Anoche, el ministro de Turismo del Gobierno de Hamás, Joudeh Murqos, anunció su dimisión "a causa de los actos violentos ocurridos [ayer] en Gaza". Murqos, el único cristiano del Ejecutivo islamista, indicó a la agencia France Presse que hoy daría más explicaciones.

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Tampoco con Israel está la cosa más calmada. Un dirigente de Kadima (Adelante), partido que encabeza el Gobierno hebreo, amenazó ayer al primer ministro palestino, el islamista Ismail Haniya, con que puede ser asesinado si Hamás, que el sábado rompió una tregua de 16 meses, retoma los atentados suicidas. "Yasin y Rantisi [dos líderes de Hamás asesinados por Israel en 2004] te esperan, Haniya, si adoptas la misma postura de liquidar judíos, tiroteos indiscriminados y atentados suicidas intentado paralizar de nuevo la sociedad israelí", declaró a la emisora del Ejército Tzaji Hanegbi, también portavoz de la comisión de Exteriores del Parlamento. Diecisiete cohetes cayeron en Sderot (Israel) ayer. Una persona resultó herida leve.

Pese a las disputas en las calles, los dirigentes palestinos no dan por zanjados sus intentos de diálogo. Anoche estaba previsto que los máximos líderes de las dos facciones mayoritarias, Abbas y Haniya, se reunieran por tercera noche consecutiva en Gaza. Los dos encuentros previos han sido infructuosos, como lo fue el diálogo que iniciaron hace dos semanas todos los partidos. El objetivo es alcanzar un acuerdo sobre el llamado documento de los presos -elaborado por líderes encarcelados de Fatah, Hamás y Yihad Islámica, aunque los dos últimos se desentendieron de la iniciativa el lunes- que aboga por la creación de un Estado palestino en las fronteras previas a la guerra del 67, lo que supone reconocer implícitamente al Estado de Israel.

Abbas sostiene que, si no hay acuerdo, los electores tienen la palabra el 26 de julio en el referéndum sobre esa iniciativa. Plebiscito que a ojos de los islamistas no es más que un intento de golpe de Estado contra el Gobierno.

Un militante de Al Fatah rompe con su fusil el cristal de una ventana de las oficinas del Gobierno palestino.
Un militante de Al Fatah rompe con su fusil el cristal de una ventana de las oficinas del Gobierno palestino.AP

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).

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