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Códigos propios y regulaciones oficiales

En 2005, sólo en España se vendieron medicamentos por valor de 10,2 millones de euros. De esta cantidad, casi siete millones correspondió a lo que facturan los laboratorios. La mayor parte (10,051 millones) correspondió a productos pagados por el sistema público de salud. Mantener esas cifras de negocio no es fácil. La competencia entre los laboratorios es feroz, y se centra en dos frentes: la comercialización de nuevos productos (341 en 2005, pero de ellos menos del 10% considerados innovadores), y el mercado de genéricos, que representaron en 2005 el 7% del total.

Para reglamentar la competencia, hace 10 años que los laboratorios tienen códigos de autorregulación de la publicidad. Con ellos, no sólo se pretende dar una imagen de mayor limpieza, sino que se evitan prácticas desleales (como indicar que un producto es mejor que el de la competencia sin estudio científico que lo avale) y abaratar los gastos comerciales, que representan más del 30% del total de las compañías.

La Administración ha tomado cartas en el asunto. La futura Ley del Medicamento establece que el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas asumirán parte de la información sobre nuevos fármacos a los médicos. Hasta ahora, esta práctica está en manos casi exclusivas de los laboratorios, mediante comerciales especializados (los visitadores médicos), y también con el patrocinio de congresos científicos. A esto se une la financiación de asociaciones de pacientes y los descuentos a las farmacias. Con la receta por principio activo, éstas pueden elegir el fabricante entre productos clínicamente equivalentes.

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