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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El consejero de Murdoch

Aznar ha estado percibiendo pagos, en la práctica equivalentes a un sueldo, de News International, el conglomerado de comunicación controlado por el magnate australiano-americano Rupert Murdoch, desde septiembre de 2004, pocos meses después de salir de La Moncloa, a través de la empresa familiar que montó poco antes con su esposa, Ana Botella. No se sabe muy bien cuáles son exactamente sus tareas y las contrapartidas a los emolumentos del ex presidente. Murdoch, a través de sus medios, y especialmente la cadena global Fox, defendió fervientemente la invasión de Irak, que también apoyó Aznar en las Azores y en otras ocasiones.

Gracias a la información pública proporcionada por News International a la SEC (Securities and Exchange Commission), el equivalente americano de nuestra CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores), a propósito de la incorporación de Aznar como consejero del grupo Murdoch, nos hemos enterado de que el ex líder del PP ya estaba cobrando una mensualidad similar desde hace casi dos años a través de la sociedad familiar. El hecho plantea la eventualidad de una incompatibilidad doble, como ex presidente del Gobierno y luego como miembro del Consejo de Estado desde abril de 2005. Si bien Aznar ha esperado los dos años preceptivos para aceptar el nombramiento como consejero, no debe pasar por alto que parece del todo lógico que informara de la constitución de esa sociedad y de esas actividades e ingresos al Registro de Intereses de Altos Cargos, y que luego hiciera lo propio al Consejo de Estado. Que se sepa, no hizo ni lo uno ni lo otro.

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Aznar ha destacado desde su salida del Gobierno por su continua crítica fuera de España a la política exterior de su sucesor, una actitud de dudosa elegancia que ha servido para obstaculizar la progresiva normalización de las relaciones entre Washington y Madrid. El presidente de honor del PP ni se ha ido de la política, como dice, ni ha dejado de influir en el clima de crispación de la vida española. Cabe esperar que no sea ésa la tarea para la que le tiene contratado Murdoch.

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