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Los problemas de los inmigrantes | Nueva tragedia en aguas del archipiélago

Fallecen otros dos 'sin papeles' a bordo de una barca que iba hacia Canarias

Llegan a las islas 181 personas más rescatadas por los servicios de salvamento

José Naranjo

Una embarcación de Salvamento Marítimo recuperó ayer de madrugada los cuerpos de dos inmigrantes fallecidos y rescató a otros 46 pasajeros aún con vida, entre ellos dos mujeres y un niño de unos cinco años, de una barca semihundida que estaba a la deriva 10 millas al sur de Gran Canaria. De los supervivientes, uno de ellos llegó en estado muy grave, con problemas respiratorios, y tuvo que ser reanimado nada más llegar a tierra para trasladarlo después al hospital. Otros 11 náufragos fueron llevados a centros sanitarios con hipotermia severa y deshidratación.

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Según los primeros testimonios de los propios inmigrantes en el muelle de Arguineguín, donde fueron desembarcados, llevaban entre cuatro y cinco días sin alimentos ni agua y entre 10 y 15 de travesía. Se trata del tercer cayuco que llega en los últimos días a Canarias en el que sus ocupantes presentan un pésimo estado de salud. Los anteriores arribaron a Tenerife y La Gomera el viernes y el domingo, respectivamente, y las dos víctimas mortales de ayer elevan a cinco los fallecidos entre estas tres últimas embarcaciones.

Además, el pasado martes murió un bebé de 15 días en una patera que había partido del Sáhara Occidental y que se dirigía hacia Fuerteventura.

El cayuco con los dos inmigrantes muertos a bordo fue localizado a diez millas náuticas de Gran Canaria sobre las cuatro de la madrugada de ayer por un barco mercante que avisó a las fuerzas de seguridad y de rescate. Hacia dicha embarcación se dirigieron la Salvamar Markab y una patrullera de la Guardia Civil. Se encontraron con un cayuco prácticamente inundado de agua, con 46 personas en grave peligro y dos cadáveres.

Los náufragos fueron trasladados de inmediato al muelle de Arguineguín, en el sur de Gran Canaria, adonde llegaron sobre las seis y media de la mañana. Allí los esperaba un dispositivo sanitario especial, en el que colaboraron tanto el Servicio de Urgencias Canario como Cruz Roja Española, que procedieron a los primeros auxilios, la valoración y el traslado de los heridos.

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Nada más llegar a tierra, el personal sanitario de Cruz Roja procedió a aplicar un masaje cardiaco al joven que se encontraba más débil para estabilizarlo. Samuel Gómez, coordinador del Equipo de Respuesta Inmediata de Emergencias (ERIE), explica que "estaba a punto de entrar en parada respiratoria, con fases de apnea y respiraciones agónicas". El inmigrante fue ingresado en la UVI del Hospital de Gran Canaria Doctor Negrín.

Otros 11 inmigrantes de la misma barca fueron derivados al centro de salud de Maspalomas dado que sufrían hipotermia severa, con temperaturas corporales en torno a los 33 grados centígrados. Dos que se encontraban con síntomas de deshidratación fueron a su vez trasladados al Hospital Insular, donde permanecieron ingresados ayer. El resto fue llevado a dependencias policiales para su identificación y posterior ingreso en un centro de internamiento, desde donde se intentará ejecutar la devolución a sus países de origen.

Por otra parte, los 91 inmigrantes rescatados el domingo por la noche a unas 16 millas al sur de La Gomera fueron trasladados ayer a la isla de Tenerife, donde prestaron declaración en la comisaría de Arona. Dos de ellos fueron ingresados en el Hospital Universitario de Canarias, uno con neumonía y otro con problemas de electrolisis.

Además, un avión Fokker del Servicio Aéreo de Rescate localizó otro cayuco a media mañana de ayer cuando se encontraba a unas 60 millas al sur de Gran Canaria con unas 50 personas a bordo. La misma embarcación de Salvamento Marítimo que llevó a cabo el rescate de madrugada partió a su encuentro.

En el día de ayer también llegó a Gran Canaria el barco hospital Esperanza del Mar con 90 inmigrantes a bordo, rescatados de un cayuco el pasado sábado por la noche cuando se encontraba a unas 80 millas al sur de Dajla, frente a las costas del Sáhara Occidental.

Una mujer y su hijo, rescatados de la embarcación en la que fueron localizados dos fallecidos, descansan en un campamento de la Cruz Roja.
Una mujer y su hijo, rescatados de la embarcación en la que fueron localizados dos fallecidos, descansan en un campamento de la Cruz Roja.REUTERS

Y Modou Kebe se hizo a la mar

Domingo por la tarde. Una embarcación de Salvamento Marítimo con base en La Gomera se hace a la mar para ir a rescatar a los ocupantes de un cayuco en apuros que se encuentra a unas dieciséis millas al sur de esta isla. Sin embargo, cuando lleva recorridas unas cuatro millas, sus tripulantes avistan a lo lejos algo que flota sobre el mar. Al acercarse, se encuentran con Modou Kebe, un joven senegalés de 29 años, 1,80 metros y complexión delgada que no puede estar más feliz, flotando gracias a una red de chalecos salvavidas atados entre sí y remando con unas cholas.

Su historia es, simplemente, heroica. La barca, con 91 personas a bordo, había partido hacía 11 días desde algún lugar de Senegal. Aunque al principio todo fue bien, los últimos tres días habían sido un infierno, sin comida, sin agua, a la deriva y con el cayuco prácticamente inundado. Fue entonces cuando los inmigrantes tomaron una drástica decisión. Había que hacer algo. Y rápido. Confeccionaron una balsa artesanal con lo que tenían a mano, cuarenta chalecos salvavidas, plásticos y jirones de ropa, y decidieron que uno de ellos debía hacerse a la mar en busca de ayuda. El elegido fue Modou Kebe.

Los tripulantes de la Salvamar cuentan que cuando el domingo por la noche llegaron hasta el cayuco y los inmigrantes vieron a Kebe a bordo, al que habían rescatado minutos antes, todos empezaron a saltar de alegría. Y no era para menos.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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