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Reportaje:Guerra en Oriente Próximo

Nadie se mueve en la Bekaa

Los bombardeos israelíes han transformado en ciudades fantasma los feudos de Hezbolá en el este de Líbano

Ángeles Espinosa

Una 4.000 sillas permanecen vacías junto a los templos de Heliópolis. Este verano no habrá jazz, ni teatro, ni música tradicional. La ofensiva israelí obligó a cancelar el Festival de Baalbek el pasado día 13 y silenció este feudo de Hezbolá en la llanura de la Bekaa. Unos días después, una lluvia de bombas destruía las oficinas del grupo, así como numerosas viviendas de sus responsables. Desde entonces, un avión israelí sin piloto vigila desde el aire y civiles armados lo hacen a pie de calle. Nadie se mueve sin su autorización.

El bombardeo de la autovía que une Beirut con Damasco alejó Baalbek de la capital desde el principio de la ofensiva. La alternativa es una ruta de montaña cuya belleza hace olvidar por momentos que el desvío está motivado por la guerra. Pero enseguida, según se supera el alto de Tarchich (1.452 metros), los esqueletos calcinados de varios vehículos destruidos por misiles israelíes recuerdan por qué todos los camiones que cruzamos en el camino llevan la caja descubierta (para que puedan verse sus mercancías desde el aire). Aun así, el resto de los conductores se alejan de ellos como de la peste. Abajo aparece de golpe la llanura de la Bekaa, el granero de los romanos durante la época que ocuparon estas tierras del Levante y aún hoy la huerta de Líbano. Frutas, verduras y otros productos agrícolas salían a diario en cientos de camionetas hacia los mercados de Beirut y otras localidades de la costa.

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Hoy son apenas unas decenas. Los chóferes tienen miedo. La aviación israelí ha atacado medio millar de camiones, incluidos algunos con ayuda humanitaria. Media hora después de nuestro paso, un proyectil israelí alcanza a un furgón con patatas a las afueras de Zahle.

Unos kilómetros más allá, las banderas amarillas de Hezbolá y los retratos de su líder, Hasan Nasralá, anuncian la entrada en Baalbek. Los hierros retorcidos de Liban Lait, la mayor empresa de productos lácteos de Líbano, testimonian también el precio que está pagando la población por su apoyo al Partido de Dios.

No hay nadie en las calles. Todo está cerrado. Como si sus 135.000 habitantes hubieran desertado de la Ciudad del Sol. Pero de las casas llega el sonido de los televisores permanentemente encendidos y, cuando el visitante ha sido identificado, algunas muestras de vida.

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"La gente de Hezbolá empezó a instalarse aquí hace cinco años, después de que expulsaran a Israel del sur de Líbano", cuenta un residente. "Alquilaron pisos y oficinas en distintos edificios, y se mezclaron con la población local", añade antes de precisar que vinieron "tanto combatientes como trabajadores sociales". En realidad, fue un regreso porque, en 1989, tenían aquí su cuartel general y, según todos los indicios, a algunos de los occidentales secuestrados en aquella época. Pero tras los acuerdos de Taif, el grupo se trasladó al sur para combatir la ocupación israelí.

"La gente les apoya y comparte sus ideas", defiende este hombre, que no esconde sus simpatías por el movimiento chií, aunque dice no ser un militante. Imposible descubrir si es la opinión general. Sólo en el barrio suní hay un poco de vida y la rápida visita a los edificios destruidos está guiada, tras haber obtenido el visto bueno de un responsable de Hezbolá.

"La gente recela de los forasteros, en especial después de que Nasralá anunciara la detención de varios espías", justifica un miembro de la organización. Antes, frente a las ruinas centenarias, Jalil Abbas, un guía turístico que como la mayoría se ha quedado sin ingresos, denuncia las matanzas israelíes "como la de esta mañana en Qaná". Pero en ningún momento se queja de Hezbolá. "Ha sido un golpe muy duro para nuestra economía", es todo lo más lejos que va. Yamal Zaarul, por su parte, sólo piensa en vender unas falsas monedas fenicias. A sus 80 años, ha visto ya demasiadas guerras para saber lo que es importante. "Nos hemos quedado sin negocio", chapurrea en una mezcla de inglés y francés.

Musulmanas chiíes se manifiestan en Lahore (Pakistán) en apoyo de Hezbolá y en contra de Israel.
Musulmanas chiíes se manifiestan en Lahore (Pakistán) en apoyo de Hezbolá y en contra de Israel.AP

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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