Gas más caro para los vecinos
El Ejecutivo de Evo Morales se ha lanzado a unas intensas negociaciones para subir el precio del gas que vende a sus vecinos tanto por razones financieras (por la urgente necesidad de entrada de capitales) como políticas. Y es que cada aumento es percibido por la sociedad como una victoria.
Bolivia quiere aumentar el precio del gas que suministra a Brasil -26 millones de metros cúbicos diarios-, de los cuatro dólares por Unidad Térmica Británica (BTU, la unidad en la que se comercializa el gas) a siete, y ha amenazado con acudir a un tribunal de arbitraje si en el plazo de 60 días no se llega a un acuerdo. Pero desde el lado brasileño, los problemas de gestión bolivianos se interpretan como una importante ventaja a la hora de negociar. "Nosotros no negociamos a través de la prensa", subrayó Ildo Sauer, director de Gas y Energía de Petrobras, para quien los precios actuales son "equilibrados".
Más complicado se presenta el panorama de la negociación con Argentina. No sólo está la reticencia a aceptar una nueva subida por parte de Néstor Kirchner, quien trata por todos los medios de que los aumentos no repercutan en las facturas que pagan los ciudadanos, y ya el pasado 29 de junio aceptó un incremento del 56% en el precio del gas. Según lo firmado por ambos presidentes, el suministro aumentará de los 5,5 millones de metros cúbicos diarios actuales a 27,7 durante los próximos 20 años, pero para ello es necesaria la inversión de al menos 5.000 millones de dólares en la construcción de un gaseoducto, proyecto por el que en su momento se mostraron interesados Techint y Repsol, pero que a la vista de las turbulencias políticas en Bolivia han abandonado. El Gobierno argentino acordó el lunes destinar 1.200 millones de dólares a la construcción del gaseoducto, pero las empresas mantienen paralizadas sus inversiones en el país.
