_
_
_
_
_

El marido de la mujer apuñalada en Burgos el jueves pasado se quitó la vida

El cuerpo sin vida de Miguel Ángel N. G., marido de la mujer apuñalada el pasado jueves en el portal de su domicilio, en Burgos, fue encontrado ayer dentro del maletero de un coche. El vehículo tenía el motor en marcha y una manguera de jardinería conectaba el tubo de escape con el interior, por una ventanilla. La policía judicial ha concluido que, tras agredir a su mujer, el fallecido se quitó la vida ese mismo día según un plan perfectamente elaborado.

La pareja estaba en trámites de separación y el marido tenía una orden de alejamiento desde el pasado julio. La víctima, Zoraida M. G., se encuentra prácticamente fuera de peligro. Abandonó ayer la Unidad de Vigilancia Intensiva del Hospital General Yagüe de la capital burgalesa, donde sigue ingresada recuperándose de las heridas.

Más información
Un hombre de 20 años mata con una escopeta a su novia, de 19, y se suicida

El domingo por la tarde, un ciudadano advirtió a la policía de que en un pinar próximo al polígono industrial de Villalonquejar (Burgos) había un vehículo, un Renault Megáne, con las llaves puestas y el motor encendido. El turismo era propiedad del marido de la mujer apuñalada el 17 de agosto. En el interior del maletero se encontró su cadáver, aparentemente disfrazado. Iba vestido con un mono azul, llevaba una barba postiza y calzaba unas botas cuyo dibujo de la suela es similar a las huellas halladas en el lugar donde fue apuñalada la mujer. Aunque el motor del coche seguía en marcha, los agentes dedujeron del estado del cadáver que la muerte pudo producirse el mismo día de la agresión.

Una navaja en el coche

El tubo de escape se había conectado al interior del vehículo por la ventanilla trasera derecha con una manguera de jardinería. Además, en las ventanillas de ambos lados del vehículo se habían adherido dos letreros en los que se podía leer: "Prueba de gas nocivo. Junta de Castilla y León. No interferir". En el interior del vehículo, los agentes encontraron una navaja con manchas que, a la espera de ser analizadas, parecían de sangre. También había documentación con instrucciones para los familiares sobre lo que debían hacer tras su muerte.

El pasado jueves, a las ocho y media de la mañana, Zoraida salía del portal de su vivienda para ir a trabajar cuando alguien -su marido, según las investigaciones realizadas hasta ahora- le asestó varias puñaladas. Las heridas requirieron una intervención de nueve horas y varias operaciones menores. Los vecinos relatan que en los últimos meses la mujer vivía atemorizada. Le habían roto los cristales de su coche y evitaba aparcarlo en el garaje subterráneo de su edificio; prefería hacerlo lo más cerca posible del portal.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_