Programa experimental de reconocimiento del iris
La subida del precio del combustible y los costes de seguridad han hecho caer los ingresos en la división de aviación en un 23%, según anunció esta semana el grupo Schiphol, que opera el aeropuerto del mismo nombre en Amsterdam. Para minimizar las pérdidas y evitar los onerosos retrasos que ha generado el endurecimiento de controles desde el 11-S, Schiphol implantó en 2001 un programa voluntario de identificación del viajero a través del iris, del que ya hacen uso 30.000 personas. El aeropuerto holandés basa su programa en el reconocimiento del iris, considerado como el análisis biométrico que menos tiempo requiere. Sostienen que mientras que una herida en el dedo podría retrasar el proceso de identificación mediante huellas dactilares, el iris raramente se altera o daña.
El aeropuerto "escanea" el iris del voluntario en cuestión y guarda esa información en un chip que inserta en una tarjeta que portará el viajero y que no quedará registrado en ninguna base de datos, para evitar problemas de privacidad. Ya en el aeropuerto, el viajero inserta su tarjeta y mira a través de una máquina que compara los dos iris, el de la tarjeta y el de la persona que mira. Si coinciden, el pasajero podrá seguir adelante sin mayor control.
Para participar en el programa, hay que pagar 119 euros y a cambio, el viajero podrá facturar en los mostradores de clase business, no tendrá que esperar colas en el control de pasaportes y tendrá derecho además a parking gratis. Eso sí, sólo podrán apuntarse ciudadanos de la UE, además de los de Suiza y Liechtenstein. Programas parecidos al holandés hace años que funcionan en EE UU. La compañía Air France ensaya un proyecto similar que utiliza para la identificación las huellas dactilares. La compañía francesa lleva a cabo este programa experimental junto con el Ministerio de Interior francés, y está destinado a los ciudadanos del espacio Schengen.
