Pureza sonora y sofisticación

Anne Sophie Mutter cierra su ciclo de grabaciones en torno al 250º aniversario del nacimiento de Mozart con un cuádruple álbum que reúne una selección de 16 Sonatas para violín y piano de madurez, grabadas en directo en Múnich el pasado mes de febrero junto al pianista Lambert Orkis, su fiel compañero de aventuras camerísticas. Las piezas seleccionadas cubren tres significativas etapas del legado mozartiano: el periodo de Mannheim y las dos etapas vienesas. Mutter reparte las obras como en los recitales, sin orden cronológico, situando las piezas más galantes y extrovertidas al inicio, las más introvertidas en medio del programa, y las sonatas más densas al final. La fenomenal violinista alemana huye de efectos gratuitos y exhibe en todo momento un control técnico absoluto y una belleza sonora embriagadora, alcanzando un grado de sofisticación que a veces resta gracia y encanto natural a las versiones. Orkis es un pianista sensible y musical, siempre atento al detalle, pero en algunos pasajes se queda en la sombra, demasiado agazapado mientras el majestuoso sonido de Mutter lo envuelve todo. Cuestión de carisma. Hay momentos de irresistible encanto y elegancia, también de pura magia sonora como en los movimientos lentos de las partituras más tardías, en especial la Sonata en si bemol mayor K 454 y en la Sonata en re mayor, K 306, en las que el clima de serenidad y la sutileza de los matices cautivan al oyente por completo.

Mutter culmina su inmersión mozartiana con un gran trabajo, de excepcional nivel de perfección técnica y gran virtuosismo, quizá sin el punto de arrebato y calidez logrado por Perlman y Barenboim en su ciclo (también para el sello amarillo), pero de deslumbrante resultado gracias a la pureza sonora, la sofisticación y la madurez exhibida por la famosa violinista alemana.