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Reportaje:Cinco años después del 11-S

Los baches de 'El camino al 11-S'

La indignación del equipo de Clinton obliga a la cadena ABC a modificar una serie de TV

¿Desperdició el equipo de seguridad de Bill Clinton varias oportunidades para atrapar o matar a Osama Bin Laden? ¿El relajamiento de los noventa permitió a Al Qaeda planear el 11-S? Eso es lo que se deduce de ciertas escenas de una miniserie que la cadena de televisión ABC emitirá mañana y pasado, en el quinto aniversario de los atentados, y que ha causado tal tormenta política que la compañía Walt Disney, propietaria de la ABC, se ha comprometido a hacer algunos cambios antes de la emisión.

El camino al 11-S, justifican sus realizadores, no es un documental, es una obra de ficción. Bajo esa licencia se sugiere que Clinton estaba muy concentrado en sus problemas personales -léase Monica Lewinsky y el proceso de destitución- como para ocuparse de la amenaza terrorista; se ve y escucha a un actor que encarna a Sandy Berger, consejero de Seguridad de Clinton, negándose a autorizar un ataque contra el jefe de Al Qaeda en Afganistán a pesar de la solicitud de la CIA; y se contempla cómo la mujer que representa a Madeleine Albright, que era la secretaria de Estado, dice que es necesario avisar a Pakistán antes de cualquier operación contra Bin Laden. "Tal como me han contado esa escena, es falsa y difamatoria", ha denunciado Albright.

Los realizadores de la serie aseguran que no es un documental, sino una obra de ficción
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La movilización demócrata -organizada a través de Internet y otros medios- ha sido tan fulminante que en 24 horas se recogieron más de 100.000 firmas. Berger y Albright, junto a otros dos ex altos cargos, escribieron a Disney para protestar, y varios senadores les apoyaron. En cuanto a Clinton, la púrpura presidencial ha suavizado la reacción, pero ha sido muy explícito: "No he visto la película, pero creo que en una cosa así hay que decir la verdad, sobre todo si se asegura que el relato se basa en la comisión que investigó el 11-S; no debería haber escenas que contradicen los hallazgos de la comisión".

El republicano Thomas Kean, que presidió la comisión con el demócrata Lee Hamilton, ha asesorado a la ABC, y ha dicho que Berger tiene razón. La cadena señala que "nadie ha visto la versión final de El camino al 11-S, porque el proceso de edición aún no ha terminado, de forma que las críticas son prematuras e irresponsables". Quizá, pero esas críticas obligaron a suprimir al menos una escena -la de Berger, según The New York Times- y quizá a modificar otras dos, las de Albright y Clinton. Según The Washington Post, Kean defiende la integridad de la película: "Hay algunas escenas en las que se ponen palabras en la boca de ciertos personajes, pero el conjunto es fiel al espíritu del 11-S". Un ejecutivo de ABC citado por el Post explicó que habrá "ajustes y correcciones" para "dejar más claro que no fue un problema de individuos, sino que la indecisión general dejó al país vulnerable al ataque de los terroristas".

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ABC insiste en que la película "tiene escenas y personajes de ficción", pero que se basa en el informe de la comisión del 11-S y en otros materiales publicados. En el informe se dice que en junio de 1999, la CIA alertó a Berger, entonces consejero de Seguridad, de la localización de Bin Laden en el campo de entrenamiento de las granjas de Tarnak, en Afganistán. Las notas manuscritas de Berger indican que estaba preocupado por los daños colaterales a civiles; además, escribió Berger, "si Bin Laden responde [a la operación en su contra] nos culparán a nosotros". En el informe se añade que hubo otros tres planes para capturar o matar a Bin Laden (mayo de 1998, diciembre de 1999 y agosto de 2000) y que ninguno se materializó por diferentes razones, desde la debilidad de las pruebas sobre la presencia real del líder de Al Qaeda hasta las consecuencias del eventual ataque. El hombre que presentó aquellos planes de la CIA a Berger fue Richard Clarke, responsable antiterrorista en el Consejo Nacional de Seguridad, según el informe de la comisión. Clarke ha dicho ahora que la película tiene "profundos errores".

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