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Reportaje:Corea del Norte desafía al mundo

Indignación y miedo en Japón

Los expertos temen que se genere un clamor popular a favor del rearme del país

Los japoneses reaccionaron ayer a la prueba nuclear de Corea del Norte con indignación y temor, y el interés suscitado en la opinión pública llevó a los principales diarios a sacar ediciones especiales en un día festivo, cuyos ejemplares distribuyeron gratuitamente por las calles de las ciudades del país entre una población sobrecogida por el recuerdo de las bombas lanzadas en 1945 por Estados Unidos sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, y que causaron más de 210.000 muertos. El Ministerio de Defensa anunció, sin dar más detalles, el envío de un avión especial para medir el nivel de radiactividad que pueda haber desprendido el ensayo.

Las asociaciones de víctimas y los alcaldes de Hiroshima y Nagasaki, ciudades que quedaron arrasadas, condenaron el ensayo nuclear y están convencidos de que conducirá a una escalada de tensión en la región. "Es deplorable. No creíamos que Corea del Norte lo fuera a hacer y no queríamos que ocurriera", declaró el director de la Confederación de Organizaciones de Víctimas de Bombas Atómicas y de Bombas de Hidrógeno, Terumi Tanaka.

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Aunque el Tratado de No Proliferación Nuclear "es un marco injusto, no podemos tolerar que otro más tenga ese tipo de armamento", añadió Tanaka, quien expresó su preocupación de que la prueba nuclear pueda conducir "a una situación más peligrosa" aún si se imponen sanciones económicas al régimen de Pyongyang.

Para el subdirector del Consejo Japonés contra las Bombas Atómicas y de Hidrógeno, Masakazu Yasui, la prueba nuclear representa "un ultraje, un anacronismo que va contra la tendencia internacional de abolir ese tipo de armas", lo que llevará a una escalada de la tensión en toda la zona del noreste asiático.

El alcalde de Hiroshima, Tadatoshi Akiba, se sintió frustrado y lleno de "una gran ira", y pidió al Gobierno de Corea del Norte poner fin de inmediato a sus planes nucleares. "Es un acto de violencia, un desafío a los llamamientos internacionales", subrayó por su parte el alcalde de Nagasaki, Itcho Ito, quien se mostró convencido de que "el pueblo norcoreano no es consciente del terror real que representan las armas atómicas".

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El rechazo a esas armas es un sentimiento muy arraigado en el pueblo japonés, el único del mundo que ha sufrido un ataque nuclear, pero en vista de la evolución de los acontecimientos, el ex primer ministro Yasuhiro Nakasone ya lanzó en septiembre la idea de que Japón debe "considerar la opción nuclear". Esta posibilidad ya fue estudiada por el Gobierno japonés en 1995 para contrarrestar la creciente amenaza de la vecina Corea del Norte, pero finalmente fue rechazada porque se consideró que ello pondría fin a la protección militar que disfrutan por parte de Estados Unidos y hubiera causado una reacción de alarma en la región.

Constitución pacifista

La Constitución japonesa es pacifista y fue impuesta por Estados Unidos tras la derrota en la II Guerra Mundial. El texto constitucional no permite a Japón disponer de portaaviones, de bombarderos ni de misiles de largo alcance. El nuevo primer ministro, Shinzo Abe, ha expresado su deseo de reformarla para dar un mayor papel militar a su país en la escena internacional, cambios sobre los cuales la población está dividida, según muestran los sondeos de opinión.

Expertos en seguridad como Yukio Okamato, ex asesor especial en política exterior del anterior primer ministro, Junichiro Koizumi, señaló que la amenaza que los japoneses han comenzado a experimentar "por primera vez en los últimos 60 años va a originar un clamor popular masivo a favor de incrementar la seguridad de Japón", y, por tanto, de modificar la Constitución.

Dos mujeres leen una edición especial sobre la prueba nuclear, en Tokio.
Dos mujeres leen una edición especial sobre la prueba nuclear, en Tokio.AP

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