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La campaña electoral en Cataluña

Mas pide a los electores que rompan con su voto la "hegemonía" de los socialistas

El líder de CiU dice que el "desembarco" de Zapatero muestra la debilidad de Montilla

Gobierno central, Generalitat, Diputación, Ayuntamiento de Barcelona y consistorios de la mayoría de los municipios del área metropolitana: todo en manos socialistas y con ningún partido que actúe de "contrapoder". Artur Mas apeló ayer a "romper" esta "hegemonía" socialista con un voto "decidido" a CiU. En opinión de Mas, esta "concentración de poder" impide una buena gestión de los servicios públicos y la asunción de responsabilidades políticas cuando se producen "chapuzas" como las de Cercanías de Renfe y El Prat el pasado 28 de julio.

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"Es otra lección que el pueblo de Cataluña debe tener presente el 1 de noviembre", señaló. "Es importantísimo que haya un contrapoder a este poder absoluto socialista instalado casi en todas partes", insistió ayer el candidato convergente en una conferencia de prensa en Sant Cugat del Vallès, donde presentó sus propuestas en materia de vivienda para jóvenes.

Ahora lo que sería absolutamente "contraproducente" para Cataluña, bromeó, sería instalar a José Luis Rodríguez Zapatero en el Palau de la Generalitat y convertirlo en "una delegación de La Moncloa". Porque, en su opinión, Zapatero se ha convertido en el candidato del Partit dels Socialistes. "No es que haya venido a Cataluña, sino que se ha instalado en Cataluña", criticó primero en Sant Cugat y después en La Seu d'Urgell adonde Mas se desplazó por la noche para celebrar un mitin.

El "desembarco" electoral del líder socialista demuestra, a juicio de Mas, que al PSC, en especial a su candidato, José Montilla, "no le funcionan bien las cosas y tiene que avisar a aquel que teóricamente tiene un poco más de gancho". "Me parece una pura y total evidencia de las carencias de la candidatura socialista desde muchos puntos de vista y desde la falta de convencimiento que transmite", afirmó.

En este punto, Mas repitió su crítica contra los socialistas catalanes: la de dejar la Generalitat en manos de una formación política que "depende" de Madrid, la misma que utilizaba Jordi Pujol cuando se refería a Raimon Obiols o el propio Mas, en la anterior campaña de 2003, respecto a su contrincante Pasqual Maragall. Un Maragall a quien ayer, por cierto, el líder nacionalista salvó de la quema política. "Maragall, con todos sus errores y carencias y su falta de liderazgo, cuando se atrevió a plantar un poco de cara a su partido, ya veis cómo terminó la cosa, le apartaron", manifestó.

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Este episodio certifica, en su opinión, que en Cataluña hace falta un Gobierno nacionalista "fuerte" y con "liderazgo" al frente de la presidencia de la Generalitat, y no un partido "subordinado a Madrid" ni otro nacionalista "en minoría", como sucedería, dijo, con Esquerra Republicana. Para conjurar estas posibilidades, Mas reclamó a Cataluña que se "comporte como una nación, y eso significa votar a Convergència i Unió". Mas reivindicó ayer para su formación política la victoria en esta campaña. "La batalla de la movilización y en el campo de las ideas" frente a unos rivales, sostuvo, "que sólo se dedican a insultar, y además de forma personal".

"Todos van a rueda de CiU, incluso ahora se atreven a proponer la rebaja del impuesto de sucesiones y donaciones, cuando nosotros ya propusimos suprimirlo desde el primer día", añadió.

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