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La policía peina la Costa del Sol en una operación contra las mafias

La 'macrorredada' forma parte de una campaña que busca ahuyentar fugitivos

Juana Viúdez

A ningún delincuente le gusta que la policía le pida la documentación varias veces en cuestión de días. Comienza a pensar que le están siguiendo y termina desplazándose. Con esta premisa, el Cuerpo Nacional de Policía ha iniciado una serie de batidas por la Costa del Sol que buscan acabar con la imagen de este destino como escondite ideal de delincuentes de todas nacionalidades.

Los primeros en sufrir el acoso policial han sido los maleantes de origen británico. En apenas cinco días, agentes especializados en crimen organizado han rastreado sus puntos de encuentro en Marbella, Mijas, Fuengirola, Torremolinos y Benalmádena. Se han realizado 101 identificaciones, 14 inspecciones en locales, la mayoría pubs o bares de copas, y han detenido a cinco personas.

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Entre los detenidos hay dos fugitivos reclamados por tráfico de drogas en sus respectivos países; uno buscado por las autoridades españolas; y otros dos, que supuestamente se dedicaban a vender pequeñas cantidades de droga. Se trata del camarero y el dueño de un pub de Benalmádena. Durante la inspección del local, los agentes intervinieron varias dosis de marihuana y hachís ocultas detrás de la barra y en el cubo de la basura. Además de detenerles, se ha propuesto a la Subdelegación del Gobierno malagueña el cierre definitivo del establecimiento.

En la macrorredada han colaborado agentes especializados en la lucha contra el tráfico de estupefacientes y del Grupo de Respuesta Especial para el Crimen Organizado (Greco), además de policías británicos desplazados para la ocasión. "Queremos llamar la atención para que los malos no piensen que la Costa del Sol es el escondite perfecto y que tengan presente que les estamos vigilando de cerca", explica un mando policial.

La operación, bautizada Cardhu, se desarrolló entre el 24 y el 27 de octubre. Aunque en esta ocasión estaba dirigida específicamente a los delincuentes británicos, la actuación no quedará ahí. Próximamente realizarán otras similares, pero centradas en los lugares de reunión de fugitivos de otras nacionalidades, avanzan fuentes policiales.

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El hecho de la campaña haya comenzado por los ciudadanos británicos es muy significativo. Son mayoría -un 25% de los extranjeros empadronados en la provincia son de Reino Unido, según datos de 2009- y, últimamente, se están registrando numerosos sucesos violentos, algunos con narcotraficantes de estas nacionalidades implicados.

La Costa del Sol es el refugio predilecto de criminales irlandeses, especialmente de los que han caído en desgracia con los barones del narcotráfico. Estos delincuentes están tomando protagonismo en el tráfico de drogas y creando su infraestructura en Málaga, además de establecer contacto con traficantes marroquíes.

Entre 2008 y 2009, tres capos que retomaron su carrera delictiva fallecieron en ajustes de cuentas. Las bandas tienen a personas a sueldo en la Costa del Sol, pero cuando estos deciden, o bien montarse por su cuenta o robarles parte de la mercancía, envían un sicario para acabar con ellos. La muerte, el 21 de abril, de un británico de 32 años en su apartamento de Benalmádena sigue este patrón.

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Sobre la firma

Juana Viúdez
Es redactora de la sección de España, donde realiza labores de redacción y edición. Ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria profesional en EL PAÍS. Antes trabajó en el diario Málaga Hoy y en Cadena Ser. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de periodismo de EL PAÍS.
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