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El abogado de Sadam Husein pedirá un nuevo aplazamiento al juicio del ex dictador

EE UU supervisará el proceso pero subraya que es un asunto iraquí

El letrado que defiende al ex presidente iraquí Sadam Husein ha anunciado en la víspera de que se inicie en Bagdad el proceso al ex dictador, que solicitará al tribunal un nuevo aplazamiento del juicio, en este caso de tres meses.

El ex presidente iraquí y otros siete altos funcionarios de su régimen deberán responder en el juicio de la acusación de haber ordenado la muerte en 1982 de cerca de 150 personas en la ciudad de Duyail, de mayoría chií, como represalia a un intento de asesinato contra Sadam Husein.

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El Tribunal Especial Iraquí, establecido durante la ocupación estadounidense, ha indicado que se procederá primero sobre esta acusación porque era el caso más fácil. Otras acusaciones, como una operación contra la minoría kurda en la que al parecer se mató a más de 180.000 personas, son mucho más complicadas y se encuentran aún en proceso de investigación.

Jalil al Duleimi dirige el equipo legal de decenas de abogados árabes y extranjeros que se han presentado voluntarios para defender a Sadam Husein en los procesos abiertos por la justicia iraquí. Duleimi, que ha rehusado contestar a la pregunta de si han podido reunirse con Sadam en los últimos días, ha descalificado el proceso al asegurar que "es sólo un mero formalismo".

En cuanto al número de defensores que tendrán acceso a la sala del tribunal, el letrado no ha respondido directamente, pero ha aclarado que el juez ha prohibido la presencia de todos los abogados no iraquíes con el argumento de que "esto es un tribunal iraquí". Duleimi se ha quejado en varias ocasiones de que ha tenido muy pocas oportunidades de reunirse con Sadam para preparar correctamente su defensa.

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Seguimiento de EE UU

Estados Unidos sigue con atención los preparativos del juicio pero, aunque ha aconsejado a las autoridades en sus preparativos, insiste en que éste es un proceso iraquí. Estados Unidos ha aportado abogados que investigan el caso y apoyo técnico, y sus tropas han proporcionado seguridad durante los preparativos del proceso.

Para EE UU, el juicio es un arma de doble filo: por un lado, llevar a Sadam Husein ante los tribunales puede servir de recordatorio sobre las razones de la invasión y la crueldad de aquel régimen a unos ciudadanos estadounidenses cada vez más escépticos sobre la marcha de la guerra.

Pero, por otro, puede ahondar en el antiamericanismo ya muy extendido entre los países musulmanes, que pueden ver el juicio como una nueva humillación a un líder árabe. También puede salir a relucir la alianza entre Sadam Husein y EE UU en la década de 1980, durante la guerra entre Irán e Irak.

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