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Las elecciones municipales de hoy miden el desgaste del Gobierno laborista de Blair

El primer ministro afronta los comicios en horas bajas, con tres ministros en la picota

Desde las ocho de la mañana (hora española), los ingleses tienen una cita con las urnas en las elecciones municipales parciales, en las que se elige a los alcaldes de las principales ciudades de Reino Unido, excepto Londres. Los comicios pueden suponer otro varapalo para el Gobierno de Tony Blair, que se encuentra en uno de sus momentos más bajos, si se confirma la derrota del laborismo.

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Los colegios permanecerán abiertos hasta las siete de la tarde para que 23 millones de electores británicos decidan el destino de 4.360 concejalías en todo el país, incluyendo 32 distritos de Londres y las principales ciudades inglesas, como Manchester, Leeds, Sheffield, Liverpool y Birmingham. No hay comicios locales en Escocia, Gales e Irlanda del Norte, ni en el área metropolitana de Londres, según el sistema electoral rotatorio vigente en el Reino Unido.

Sin embargo, más allá del significado político limitado de las municipales, el proceso electoral tiene un aire de plebiscito al Gobierno laborista de Blair, que se encuentra en su nivel más bajo de popularidad desde la guerra de Irak. Tres de los ministros de Blair están en la picota por distintos asuntos y si el resultado es muy desfavorable al laborismo -se habla incluso de que pueden ser los peores desde 1968, cuando los laboristas se quedaron en un 25% del voto- puede precipitar una amplia remodelación de Gobierno, incluso, en último término, la renuncia del propio primer ministro, aunque esta es una posibilidad muy remota.

La ministra de Sanidad, Patricia Hewit, mantiene un duro enfrentamiento con los trabajadores de la sanidad pública. Se ha conocido recientemente que el viceprimer ministro John Prescott mantuvo una aventura con su secretaria. El ministro del Interior, Charles Clarke, está envuelto en la polémica por la liberación de un millar de presos extranjeros sin examinar sus órdenes de deportación. Todos estos asuntos debilitan gravemente el Gabinete de Blair, que no levanta sus índices de popularidad desde la invasión de Irak. La campaña electoral ha sido dura para el primer ministro, quien, no obstante, pidió a sus votantes que no permitieran que "los titulares de nueve días oscurezcan los logros de nueve años".

En cualquier caso, la remodelación del Gabinete parece inevitable pase lo que pase en los comicios, aunque el resultado de los laboristas dependerá en gran medida del que consigan los conservadores, que pese al desgaste del Gobierno de Blair, no acaban de despegar. Aunque ya ganaron las municipales de 2004, celebradas en los distritos que no eligen hoy, una subida de sus porcentajes reales de voto -el 32% en 2004-, podría catapultar a su nuevo líder, David Cameron, y presentarle como una seria alternativa a Blari para las próximas elecciones legislativas.

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El líder 'tory', David Cameron, junto a su esposa, tras depositar su voto en Londres.
El líder 'tory', David Cameron, junto a su esposa, tras depositar su voto en Londres.REUTERS

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