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La investigación del 11-M

El agente que vigiló la mochila bomba del Pozo dice que siempre la tuvo controlada

Jorge A. Rodríguez

El inspector jefe Miguel Ángel Álvarez Martínez, quien se encargó de asegurar la cadena de custodia de la única mochila bomba que fue desactivada, ha declarado ante el juez Juan del Olmo que dicha prueba nunca se perdió de su vigilancia, a pesar del extravagante viaje que realizó. El policía relata que la única persona que el 11 de marzo se saltó los cordones de seguridad de la estación del Pozo -donde fue hallada la mochila-, a pesar de ser apercibida por decenas de policías, fue la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que incluso aparcó su vehículo oficial "precisamente donde se encontraba la bomba".

El juez tiene en su poder un informe, fechado el 7 de marzo, sobre la mochila bomba, sobre la que varios medios han asegurado que es una prueba falsa. El principal motivo para cuestionar dicha prueba era que se había roto la cadena de custodia de la prueba y que, por tanto, cualquiera podría haberla colocado allí para desviar la atención sobre una posible autoría de ETA, el mismo 11-M.

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El inspector jefe Álvarez afirma que los efectos (mochilas, bolsas de deportes, abrigos...) que quedaban en los trenes fueron sacados al andén mientras él seguía "controlando en todo momento la operación". No miró qué llevaban las bolsas extraídas "al no considerarlo oportuno la autoridad judicial". Luego metió todo en bolsas del servicio de limpieza urgente (Selur) y los efectos fueron llevados, "siempre bajo su control", a varios coches policiales desplazados al efecto. "Ante la sorpresa" de Álvarez, las bolsas fueron llevadas al Ifema (el depósito de cadáveres improvisado), por lo que rápidamente informó al juez Del Olmo, quien ordenó que se llevasen los efectos a la Comisaría de Puente de Vallecas y se hiciese inventario.

El 'incidente' Aguirre

La bomba fue localizada durante el inventario. Esta versión ha sido ratificada, desde el mismo 12 de marzo, por decenas de agentes (nacionales y municipales), el Selur, testigos... El único incidente que relata Álvarez es el citado de Esperanza Aguirre y su chófer, quienes desobedecieron las advertencias de los agentes.

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Los que cuestionan la prueba también dicen que la bomba desactivada tenía metralla y las demás, no. Esa tesis se sostiene a pesar de que Construcciones Auxiliares de Ferrocarriles, Alstom Transportes y Fainsa (fabricantes de los trenes y sus asientos), tras revisar los vagones el 18 de marzo de 2004, explicaron en sus informes los efectos de la metralla (con fotos de los impactos). Y afirmaron que, gracias a los asientos de fibra de vidrio, "los proyectiles de metralla fueron sensiblemente amortiguados, evitando mayor número de víctimas".

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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