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Reportaje:

Protesta en el rancho de Bush

Madres estadounidenses se instalan a las puertas de Crawford para pedir al presidente explicaciones por sus hijos muertos en Irak

Yolanda Monge

La cruzada personal de Cindy Sheehan, la madre de un soldado muerto en Irak hace un año, se extiende a otras familias y empieza a convertirse en una causa de alcance nacional contra la guerra y contra George W. Bush. Hasta ahora, la Casa Blanca ha tratado esta protesta con prudencia y respeto, pero se ha negado a atender la demanda de Sheehan de mantener una conversación cara a cara con el presidente.

Sheehan lleva acampada a las puertas del rancho de Bush, en Crawford (Tejas), diez días. Llegó hasta allí hace dos sábados, después de cruzar el país de un extremo a otro durante un año pidiendo respuestas. Sheehan ha preguntado cada día a quien haya querido escucharla por qué Bush sigue adelante con una guerra que ella considera "injusta". Tras la muerte de su hijo Casey, 24 años, en Bagdad hace un año, Sheehan fundó una organización: Gold Star Families for Peace, un grupo antiguerra cuya relevancia era escasa. Hasta ahora.

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Porque desde que Sheehan se instaló a las puertas de las vacaciones de Bush, han sido otras muchas las familias que se han sumado a su causa. Barbara Cummings relata en The Washington Post cómo el lunes de la semana pasada estaba en su casa de San Diego cuando escuchó en la radio que una mujer había iniciado su camino hasta Tejas para reunirse bajo la bandera creciente de Sheehan.

La mujer que hablaba por la radio decía que su hijo se había enrolado en el Ejército tras perder su trabajo. En dos semanas sería movilizado para Irak. Cummings, jubilada y ya abuela, corrió hasta el teléfono para llamar a su amiga Gloria Polk. "Le pregunté: ¿Estás siguiendo la historia de Cindy Sheehan?", cuenta en The Washington Post Cummings. "¡Y por supuesto que lo estaba haciendo!". Al día siguiente, las dos mujeres alquilaron una furgoneta e iniciaron su ruta de más de 22 horas hasta el corazón de Tejas.

"Estamos aquí por nuestros nietos", dice Cummings. Bill Mitchell está por su hijo muerto en Irak en abril del año pasado. Ray McGovern lo hace por la paz y por el fin de la guerra. Para Christine Lahti, Sheehan es sencillamente una heroína.

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Ayer, Cummings sostenía una pancarta contraria a la guerra de Irak en el lugar en que se han concentrado las protestas en Crawford. Un lugar en el que se han clavado cruces blancas. Cada cruz es un hijo caído en la guerra de Irak y cuya madre pide respuestas al presidente.

Sheehan está en las televisiones de Estados Unidos, en los periódicos y en las radios. Pero el presidente Bush sigue negándose a recibirla. A sus 48 años, Sheehan primero fue una madre que sufría y lloraba la muerte de su hijo. Ahora es un potencial símbolo mediático en la campaña contra la guerra de Irak y declara con ira a quien le muestra compasión por la muerte de su hijo: "Yo no he perdido a mi hijo, mi hijo ha sido asesinado por George Bush".

"El presidente vive aislado de la verdadera América, lo único que yo quiero es que me escuche y que dejen de morir nuestros hijos".

Las críticas contra la guerra de Irak no cesan. Con más de 1.845 soldados estadounidenses muertos en combate desde que comenzó la invasión del país árabe en marzo de 2003, el 62% de los ciudadanos se definen contrarios a la guerra, cifra recogida por los medios norteamericanos. Tan sólo el 34% de los estadounidenses aprueba el manejo que está haciendo del conflicto el presidente Bush, según una encuesta de hace una semana de Newsweek.

Un índice parecido tenía Lyndon B. Johnson en marzo de 1968: sólo un 32% de los ciudadanos confiaba en su gestión de la contienda en Vietnam. En cuanto a su gestión global del país: sólo el 42% de los estadounidenses considera que George W. Bush esté haciendo un buen trabajo al frente del Gobierno de Estados Unidos. Y de nuevo, los índices casi convergen: un 41% de los norteamericanos pensaba en marzo de 1968 que Johnson era un buen presidente.

Cindy Sheehan abraza a uno de los manifestantes reunidos en el campamento frente al rancho de Bush.
Cindy Sheehan abraza a uno de los manifestantes reunidos en el campamento frente al rancho de Bush.EFE

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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