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LA REFORMA DEL ESTATUTO CATALÁN

El PSOE incluye a CiU en la negociación previa con el tripartito sobre el Estatuto

El Gobierno quiere llegar a la Comisión Constitucional en febrero con un principio de acuerdo

Mientras preparaban el debate de este miércoles, el Gobierno y sus socios de ERC ya organizaban la negociación del Estatuto, que se pretende agilizar. Ya han llegado a un primer acuerdo: la negociación debe ser a cuatro bandas, esto es, CiU debe estar incluida desde el principio en todos los círculos de decisión, para evitar los "errores" de la negociación del Estatuto que todas las partes asumen. Tanto el Gobierno como los partidos creen necesario, también, que la negociación discreta culmine con un principio de acuerdo antes de que, en febrero, se convoque la Comisión Constitucional.

Las conversaciones serán discretas para evitar los "errores" y la "agonía" sufridos en Cataluña
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Tanto el Gobierno como ERC asumen que precisamente uno de los mayores errores de la negociación del Estatuto en Cataluña ha sido el de incorporar a CiU sólo al final, cuando el tripartito catalán ya había pactado las propuestas fundamentales y sobre todo el sistema de financiación. CiU, explican fuentes del Gobierno y de ERC, puso la negociación al borde del fracaso y se mostró inflexible con su modelo de financiación porque presionaba desde fuera, y por tanto, no se sentía comprometida con el acuerdo y podía jugar a romperlo. De hecho, el tripartito, ante la negativa de CiU a negociar, presentó su modelo de financiación, distinto del finalmente aprobado.

La semana anterior al pleno de toma en consideración se produjeron distintas reuniones y contactos informales entre el Gobierno, el PSOE y ERC, sobre todo en el Congreso, precedidas del encuentro, en La Moncloa, del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, acompañado del primer secretario del PSC, José Montilla, con todos los líderes de los partidos catalanes.

Antes, ya se había planteado en algunas reuniones la posibilidad de negociar en Madrid como se hizo en Cataluña, esto es, primero los socios para luego tratar de incorporar a CiU, sobre todo porque nadie tiene claro del todo hasta dónde están dispuestos a llegar los nacionalistas, por primera vez en la oposición en Cataluña y en el Congreso. Nadie tiene claro si puede llegar a interesarle en algún momento romper el acuerdo.

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El PSOE y ERC, según fuentes de ambos lados, llegaron a la misma conclusión en los últimos encuentros: la única manera de asegurar que esta operación salga bien pasa por incluir a CiU desde el primer momento en la negociación real, la que se produce antes de las reuniones oficiales. De hecho, el negociador de ERC, Joan Ridao, uno de los principales redactores del Estatuto, se reunió en Madrid el jueves con Francisco Caamaño, secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, y confirmó que efectivamente la negociación se hará "a cuatro" (PSOE, ERC, ICV y CiU, aunque en realidad el PSOE no habla con una sola voz, porque el PSC tiene un papel clave en este proceso).

El portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran, también se mostraba favorable a la negociación "a cuatro", tras su entrevista con Zapatero en La Moncloa, hace diez días, y expresaba su preocupación porque si no se hacía de ese modo, "los partidos se mirarían con recelo y de reojo en la negociación, y ésta fracasaría irremediablemente"

Otro de los motivos para incluir a CiU es el de evitar la batalla mediática. Alfredo Pérez Rubalcaba, negociador del PSOE, sostiene que, con la presión de los medios, "la Constitución, por ejemplo, habría sido casi imposible de redactar".

Por eso si CiU está desde el principio en las reuniones más discretas podrá pactar también con los demás su silencio en los momentos más delicados, algo básico para trenzar este complejo equilibrio a cuatro bandas (cinco, en realidad, con el PSC), imprescindible para llevar a buen puerto la reforma del Estatuto. Además, a ERC le interesa mucho tener a CiU cerca, porque es su principal rival electoral.

La batalla mediática se produce sobre todo porque en una negociación como ésta, y se ha visto en Cataluña, los partidos se concentran en lograr que a los ciudadanos les llegue el mensaje de que ha sido tal o cual el que ha logrado un determinado avance. Y es en los medios donde se dan los ultimatos, no en las reuniones discretas. Por ejemplo, el Estatuto estuvo a punto de fracasar porque CiU aseguró a los medios que nunca renunciaría a pedir el concierto económico con un apartado para la solidaridad. Ahí se atrancó todo, porque los nacionalistas no podían retractarse de lo dicho públicamente. Precisamente para evitar eso, esta vez se contará con ellos desde el primer momento.

Esta estrategia de negociación se complementa con un calendario. El Gobierno y los partidos catalanes han decidido retrasar todo lo posible los trabajos de la Comisión Constitucional del Congreso, que se iniciarán en febrero. La pretensión de todos ellos es aprovechar estos tres meses para llegar, a través de conversaciones discretas, a un principio de acuerdo sobre las enmiendas antes de esa fecha para evitar "un proceso agónico de negociación en la Comisión Constitucional del Congreso, como el que padeció el proyecto de Estatuto en el Parlamento de Cataluña".

Fuentes del Gobierno y de los partidos catalanes coinciden en que si en estos tres meses no llegan a un principio de acuerdo, "más vale no empezar siquiera con las negociaciones en la Comisión Constitucional y evitar un desgaste aún mayor". No obstante, las mismas fuentes son optimistas sobre el resultado final. "Necesitamos ponernos de acuerdo porque el Gobierno se la juega, pero también los partidos catalanes. ¿Qué podrían decir a su electorado en los próximos comicios si fracasa el Estatuto? ¿Podrían volver a ofrecer como propuesta otra reforma?", señalan fuentes del Gobierno y de los partidos catalanes.

Joan Puigcercós, portavoz de ERC (a la derecha), habla con su líder, Josep Lluís Carod, y la socialista Manuela de Madre, el miércoles pasado, durante el debate en el Congreso de la reforma del Estatuto de Cataluña.
Joan Puigcercós, portavoz de ERC (a la derecha), habla con su líder, Josep Lluís Carod, y la socialista Manuela de Madre, el miércoles pasado, durante el debate en el Congreso de la reforma del Estatuto de Cataluña.ULY MARTÍN

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