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España afronta la Cumbre del Clima con el mayor aumento de emisiones de los países ricos

Se inicia hoy en Montreal el encuentro que aborda la adaptación al cambio climático

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Esta cumbre cuenta también con la participación paralela de la treintena de países que se mantienen al margen del convenio contra el cambio climático. La entrada en vigor del Protocolo de Kioto, el pasado 16 de febrero, fue un respiro para las decenas de países que lo apoyan, al convertir en obligatorios los compromisos para empezar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que están provocando el cambio climático. Según el protocolo, los países desarrollados tendrán que haber reducido un 5,2% sus emisiones en 2008-2012, respecto al nivel de 1990. A esta altura todos saben, no sólo por proyecciones, sino por experiencia, que el objetivo, aunque muy modesto según los científicos expertos en clima, es difícil de cumplir.

Además, los países tienen que plantearse qué hacer después de 2012. Este es uno de los grandes objetivos de la 11 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas, que se celebra en Montreal junto con la reunión de los miembros del Protocolo de Kioto.

Las emisiones de los países desarrollados han caído ya un 5,9% desde 1990, aunque se teme que la tendencia se invierta en los próximos años. La situación es muy variable entre unos y otros, y así, mientras que Alemania y el Reino Unido han reducido sus emisiones en un 18,2% y en un 13%, respectivamente, en otros el crecimiento ha sido hasta ahora imparable. España, según datos de Naciones Unidas, encabeza la lista de aumento de emisiones (un 41% en 2003) entre todos los países desarrollados, excluyendo el efecto de absorción de gases de bosques y vegetación. Si se tiene en cuenta dicho efecto, Canadá (57,5%) encabeza la lista de aumento de emisiones.

EE UU rechaza del Protocolo de Kioto -aunque participa en la cumbre como miembro de la Convención- y todos saben que sin su contribución al esfuerzo común ante el calentamiento global cualquier medida estará coja. Por ello, un objetivo de Canadá como anfitriona de la cumbre, así como de la UE y de otros, es explorar vías para atraer a Washington "a bordo". "Necesitamos encontrar una fórmula para trabajar con EE UU", declaró recientemente en Madrid Sthéphane Dion, ministro canadiense de Medio Ambiente, que presidirá la conferencia de Montreal.

"Un cierto grado de cambio climático es ya inevitable", advierte Halldor Thorgeirsson, coordinador del programa de ciencia de la Convención. "Todos los países necesitan adaptarse a los impactos inevitables, pero los países en desarrollo serán los que sufran los más fuertes y necesitan asistencia".

La puesta en marcha de un programa de adaptación de cinco años aglutinará gran parte de los debates de esta cumbre. Los expertos consideran que se trata de una tarea muy compleja: ¿A qué efectos concretos hay que adaptarse? ¿En qué grado? ¿En qué plazos? ¿Cuáles son las medidas más útiles? La ciencia no tiene respuestas claras y a la dificultad estratégica se añaden los intereses políticos y económicos de cada país.

Otro tema abierto ya en la cumbre del clima de 2004 y que provocó enconadas discusiones es el llamado régimen futuro, es decir, las medidas a tomar para después de 2012. La UE defiende que un calentamiento no superior a dos grados centígrados en 2050 debe ser el objetivo al que se orienten los compromisos, pero otros, como EE UU, se niegan a discutir la cuestión por ahora.

"La cumbre se celebra en un momento trascendental para la lucha multilateral contra el cambio climático", afirma Arturo Gonzalo Aizpiri, Secretario General del Ministerio de Medio Ambiente. "De Montreal va a depender el curso que tomen las negociaciones para actuar después de 2012; todos sabemos que Kioto es sólo el primer paso y que los esfuerzos mayores van a venir a continuación".

Los países en vías de desarrollo no quieren compromisos cuantificables de reducción de sus emisiones argumentando que sus economías tiene que crecer y que son los países desarrollados los que han causado el problema y los que tienen que actuar primero. Pero lo que hagan países como China, India o Brasil será determinante. Aizpiri destaca como "constructiva" la postura de México, dispuesto a adquirir compromisos que sean generales, voluntarios y carentes de penalización. Hay que tener en cuenta que la media de emisiones per cápita en la UE es de 10 toneladas por habitante y año, en EE UU es de 20 toneladas y en México, de cuatro.

La actuación española en la cumbre se desarrolla enmarcada en la estrategia de la UE, "pero para nosotros es clave que se incluya un marco flexible y equitativo que tenga en cuenta, con vistas al futuro, el punto de partida de cada país y su contribución al problema en función, por ejemplo, de emisiones per cápita", señala Aizpiri.

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