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El futuro de Europa

La UE frena las futuras ampliaciones

Los Veinticinco condicionan las incorporaciones a su capacidad de absorción económica y política

Andreu Missé

El proyecto de construcción europea registró ayer un nuevo traspié. Los líderes de los Veinticinco tampoco fueron capaces de alcanzar un acuerdo sobre los criterios de ampliación de la Unión Europea a nuevos Estados. Este retraso se une al aplazamiento de la decisión sobre el futuro del tratado constitucional hasta finales de 2008, acordada la jornada anterior en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que terminó ayer en Bruselas. Aunque el acuerdo del Consejo rebajó las pretensiones iniciales de Francia, principal impulsora de condicionar futuras ampliaciones a la capacidad de absorción (financiera, institucional y aceptación por la opinión pública) de la Unión, el texto final resultó satisfactorio para París.

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En las conclusiones finales el Reino Unido logró introducir una enmienda que diluye el compromiso de aprobar la Constitución por parte de los Estados que aún no la han ratificado.Las conclusiones establecen que el análisis de la capacidad de absorción "debería abarcar también la cuestión de la impresión actual y futura que de la ampliación tienen los ciudadanos". Fuentes diplomáticas francesas interpretaron que la "impresión de los ciudadanos" es equivalente a la "impresión de la opinión pública", que sólo se puede medir mediante un referéndum, indicó la misma fuente.

La preocupación por la posible entrada de Turquía y los países de los Balcanes Occidentales han sido la causa que ha desatado todo el debate sobre la capacidad de absorción de la UE. París estima que el no de sus ciudadanos a la Constitución Europea, hace un año, está directamente relacionada con el impacto de la última ampliación de 10 países en 2004 y el anuncio de nuevos socios como Turquía, con más de 70 millones de habitantes y unas características culturales y religiosas distintas del resto de la UE.

Rumania y Bulgaria

En el horizonte de ampliación de la UE hay tres etapas bien definidas. Rumania y Bulgaria han negociado ya su adhesión y su ingreso sólo depende del cumplimiento de las condiciones establecidas. El canciller austriaco presidente de turno de la UE, Wolfgang Schüssel, y el presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, confían en que puedan entrar en enero de 2007 y en el peor de los casos un año más tarde.

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En una segunda etapa se encuentran Croacia y Turquía, que el pasado 3 de octubre iniciaron las negociaciones de adhesión aunque con escenarios muy distintos. Croacia podría incorporarse en los primeros años de la próxima década, mientras que para Turquía nadie se atreve a precisar fechas. Un tercer grupo de países con los que la UE ha firmado Pactos de Asociación y Estabilización (Albania, Macedonia, Bosnia-Herzegovina y Serbia y Montenegro, aunque este último país en proceso de independencia) aspiran también entrar en la UE. Con el tiempo la lista se podría alargar con otros aspirantes más remotos como Moldavia, Ucrania y Kosovo.

Schüssel, señaló, no obstante, que los Veinticinco "habían abandonado la idea" de establecer "los criterios" de la capacidad de asimilación, algo que se interpreta como una cesión a las presiones del Reino Unido. Schüssel indicó que se había encargado un informe a la Comisión para otoño sobre esta materia, que será discutido por los jefes de Estado y de Gobierno en la cumbre de diciembre durante la presidencia de Finlandia, que comienza el 1 de julio. Pero el propio presidente europeo no dejó dudas sobre el clima del Consejo sobre la ampliación: "Nosotros no vamos a apretar a fondo el acelerador de la ampliación sino que actuaremos con cabeza".

Barroso manifestó antes de la sesión que el concepto de capacidad de absorción figuraba ya en los acuerdos de Copenhague de 1993. Y añadió que el hecho de que la Comisión sea la encargada por los 25 Estados de redactar este informe es una garantía de que se realizará un "trabajo honesto y objetivo". Pero admitió que "estaba un poco preocupado y que no había que añadir un nuevo criterio".

El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, lanzó una lanza a favor de continuar con normalidad el proceso de ampliaciones. "La experiencia demuestra que todas las ampliaciones han sido positivas". Zapatero precisó que del texto aprobado por el Consejo "no se puede a interpretar que se haya abierta la puerta a los referéndum sobre la ampliación".

Zapatero también manifestó su deseo de que entre en vigor la Constitución europea que "España ha aprobado, ha defendido y ha contribuido a su elaboración". Pero en medios del Gobierno español se ha ido flexibilizando la posición y se emplea cada vez más la expresión de defender los "principios y valores fundamentales" más que el texto íntegro.

La misión de encontrar un punto de encuentro y elaborar una estrategia sobre el futuro de la Constitución ha sido encargada a Ángela Merkel, canciller de Alemania, que presidirá la UE durante el primer semestre de 2007. Merkel deberá trazar la hoja de ruta que podrá incluir modificaciones del texto o cambio del nombre. Las sucesivas presidencias, Portugal y Eslovenia, proseguirán las negociaciones entre los Estados que la han aprobado y los que la han rechazado o se niegan a ponerla a votación. Y finalmente la presidencia francesa a finales en el segundo semestre de 2008 debe presentar una propuesta de síntesis.

Merkel manifestó ayer al respecto: "Necesitamos una Constitución, necesitamos un Tratado", y agregó que aceptaba el tema "con optimismo". La idea de que habrá que introducir algún tipo de reformas alcanza hasta a los más firmes defensores del texto aprobado con el primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker, que considera que "toda la sustancia del tratado Constitucional debe ser reproducida en un texto fundamental".

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