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La mayor tragedia de metro en España

El fallecimiento del conductor complica el trabajo de la juez para esclarecer las causas

El maquinista había sido habilitado recientemente y antes fue agente de estación

El del conductor del convoy del metro de Valencia que descarriló ayer hubiera sido uno de los testimonios clave en la investigación de la juez sobre el trágico accidente. Tras informaciones contradictorias que le situaban en un hospital con heridas leves, fuentes de la empresa FGV, que gestiona el metro, afirmaron anoche que tanto este hombre como una joven interventora de 20 años seguían sin estar "localizados". Poco después, fuentes de la investigación confirmaron que Joaquín Pardo Tejedor, de unos 30 años, había fallecido. Trabajaba como maquinista "desde hace poco tiempo".

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A última hora de la tarde, los técnicos de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV), que opera las líneas del metro, aún no habían podido acceder a la zona del túnel en el que descarriló el convoy. Fuentes de FGV mantenían abiertas todas las hipótesis sobre la causa del accidente, para cuyo esclarecimiento hubiera sido clave la declaración del conductor del convoy. La información en torno al estado y paradero del conductor fue primero confusa. Fuentes de la Generalitat afirmaron por la tarde que sufría heridas leves y era atendido en un centro sanitario, pero a última hora fuentes de FGV, de sindicatos de la empresa y la propia familia, seguían sin localizarle en los hospitales y temían lo peor. Poco después, fuentes de la investigación confirmaron el fallecimiento del conductor.

Joaquín Pardo Tejedor tenía unos 30 años de edad y comenzó a trabajar en la empresa hace unos cinco años. Era conductor de trenes "desde hace poco tiempo", según fuentes cercanas a la empresa. Antes de asumir la conducción de convoyes del metro, Joaquín había ejercido como agente de estación. Personas que le conocían confirman que su "habilitación" como conductor es "reciente", de hace sólo unos meses. Estos conocidos le describen como un hombre tranquilo, y por su carácter ven "muy difícil" que sobrepasara la velocidad recomendada. En el tren también viajaba en el momento del accidente la interventora o revisora S. H., de unos 20 años. Anoche seguía sin estar "localizada".

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Ante las dudas en torno a las causas del accidente, el testimonio del conductor herido -y tal vez el de su compañera- era uno de los primeros que pretendía recoger la titular del Juzgado de Instrucción número 21 de Valencia, según indicó por la tarde el presidente de la Audiencia Provincial, Pedro Castellano.

El conductor estaba oficialmente habilitado para conducir los trenes del metro de la ciudad. La situación de algunos de sus compañeros, por el contrario, no era la misma. El choque de tres trenes de FGV en septiembre del año pasado en la localidad valenciana de Picanya, que se saldó con 42 personas heridas, abrió entonces la caja de los truenos sobre la seguridad de las líneas, al denunciar fuentes sindicales que una decena de maquinistas conducían sin la capacitación oportuna. Todos ellos procedían de una antigua empresa de autobuses absorbida hace años por FGV y carecían del preceptivo examen de maquinistas; es decir, no habían aprobado la prueba teórico-práctica por oposición, aunque la empresa insistió en que habían realizado cursos de capacitación y estaban perfectamente formados para asumir esa responsabilidad. A día de hoy, todos aquellos maquinistas siguen conduciendo, excepto uno que cometió diversas infracciones -entre ellas saltarse un semáforo- y ha sido sancionado y apartado durante un año.

El secretario general del Sindicato Ferroviario de Valencia, Fernando Soto de Valencia, consideró ayer "imposible" que el exceso de velocidad haya sido la causa del accidente, ya que se ha producido en una curva "muy prolongada" y "ningún maquinista haría esa locura". Soto, que señaló que, no obstante, "es pronto para sacar conclusiones", explicó que una máquina específica se había desplazado hasta el lugar de los hechos para tratar de levantar el convoy y remolcarlo a los talleres. Antonio Soler, responsable de UGT en la empresa del Metro de Valencia, no quiso hablar de las posibles causas del accidente ni de la formación de los maquinistas.

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