_
_
_
_
_
Reportaje:Relevo en Cuba

El exilio cubano debate el futuro

17 organizaciones anticastristas firman en Miami un documento para consensuar el proceso de cambio político en la isla

¿Suavizar el embargo? Poco probable. ¿Invadir la isla? Poco realista. ¿Apoyar una revolución armada? Depende. ¿Convocar elecciones? Inmediatamente. ¿Cómo hacerlo? Como sea.

Sumergirse estos días en el corazón del exilio cubano de Miami es como lanzarse al mar en plena tormenta: el oleaje de ideas, propuestas y emociones arrecia con la fuerza acumulada en 47 años de espera.

Tras saltar a las calles de la pequeña Habana para celebrar la noticia de que Fidel Castro estaba enfermo y le había cedido provisionalmente el poder a su hermano Raúl, hace una semana, el exilio hierve intentando decidir qué pasos dar ante un escenario que ha dejado de ser una quimera.

Las organizaciones anticastristas discuten, se enfrentan, se contradicen y en lo único en que parecen ponerse de acuerdo es en dos cosas: en su deseo de que Fidel Castro se muera cuanto antes y en que aceptar a Raúl no es una alternativa viable. Todo lo demás es incierto, incluido su propio futuro. Tras cuatro décadas acumulando influencia política en Estados Unidos, pronto tendrán que reinventarse si, eventualmente, la enfermedad del comandante y su cesión del poder se traduce, como todos vaticinan, en una apertura de la isla hacia la democracia. Pero, ¿cómo llegar hasta ella y participar en los cambios?

La Fundación de Mas Canosa está dispuesta a negociar con gente del propio régimen
Las ideas y propuestas de los exiliados arrecian con la emoción de 47 años de espera
Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete
Más información
El vicepresidente de Cuba asegura que Castro reasumirá sus funciones "en unas semanas"
Discrepancias políticas entre dos generaciones

Quizás el ejemplo más claro del desorden a lo cubano que reina en el exilio, alimentado también por el apagón informativo sobre la salud de Castro y su evolución hospitalaria, sea una frase pronunciada el pasado viernes durante la presentación del documento Pilares para un consenso cubano, firmado por 17 organizaciones, incluida la más poderosa, la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), o pequeños partidos como la Coordinadora Socialdemócrata, o grupos proderechos humanos como Agenda Cuba.

No era la primera vez que los firmantes del documento, que se definen como "un espacio plural de encuentro para la reflexión, conciliación y concertación", hacían público un documento en el que exigen la liberación de los presos políticos cubanos como condición para la negociación con el régimen castrista y la transición no violenta y pactada hacia la democracia.

Los 17 puntos con los que aspiran a sentar los pilares del proceso de cambio político en Cuba habían sido presentados en 2005. Pero tras el seísmo provocado por los acontecimientos recientes, querían volver a recordarlos. Sin embargo, sus representantes reconocieron que en la última semana no han dado ningún paso concreto para reaccionar ante la primera posibilidad de transición real que se les presenta en 47 años. "Cada una de nuestras organizaciones actúa de forma individual" aseguró Roland J. Behar, de la Unión Liberal Cubana, quien espera llegar a ser candidato en unas elecciones libres en Cuba. Y en el colmo del surrealismo, se escuchó: "Respecto a los últimos acontecimientos, en consenso no hemos llegado a ningún consenso".

La frase no sólo sorprendió a la prensa. Miembros de la vetusta organización paramilitar Alpha 66, un vestigio del pasado que aún aboga por desembarcar a lo rambo en la isla, se les echaron encima. "Ustedes no están transmitiendo ningún mensaje. Y en estos momentos el único mensaje que hay que transmitir debe ser el de beligerancia", gritó en medio del encuentro Fran Odontarza, de la primera generación de exiliados cubanos.

Odontarza pertenece a lo que en esta ciudad se define como talibanes de Miami. Los que no han muerto tienen más de 70 años y siguen soñando con la Cuba que se fue, sin intentar entender que el mundo ha cambiado y que la idea de atacar la isla para liberarla del comunismo no es lo que quieren la mayoría de los dos millones de cubanos en el exilio, que aspiran a una transición pacífica donde tampoco cabe ya la posibilidad de regresar exigiendo recuperar los bienes que nacionalizó Castro.

Ese cambio de mentalidad también se ha producido dentro de la FNCA, creada por Jorge Mas Canosa en los años ochenta. La organización, inspirada en los lobbies de presión judíos proisraelíes, es la más cercana al Gobierno estadounidense, acepta su financiación e influye en sus decisiones hacia la isla, especialmente en relación al embargo.

Jorge Mas Santos, hijo del fundador, fallecido en 1997, recogió el testigo de su padre -con oscuras relaciones con el terrorista anticastrista Luis Posada Carriles, voluntariamente ignoradas por Estados Unidos-, pero trató de adaptarlo a los vientos de cambio. Siendo uno de los empresarios más ricos del exilio, se dio cuenta de que la imagen de intransigencia no les beneficiaría cuando la isla se abriera al mundo. Su acercamiento a los demócratas a finales de los noventa provocó además la escisión del sector más derechista del FNCA, liderado por Ninoska Pérez, hija del chófer del derrocado dictador Batista. Ella fundó en 2001 el Consejo para la Libertad de Cuba, grupo que cuenta con el apoyo más incondicional de los republicanos de Miami, liderados por Jeb Bush, gobernador de Florida.

Mas Santos está dispuesto a negociar con gente integrada en el propio régimen (siempre que no se apelliden Castro), algo inaudito en tiempos de Mas Canosa. Según le dijo a este diario, "sabemos que existe un sector dentro de la cúpula militar cubana que no acepta a Raúl como sucesor y que aspira a un Gobierno democrático. Ellos pueden tener más peso en el cambio que la disidencia porque son más fuertes. Nosotros apoyaremos a quienes se opongan a una continuación del régimen, aunque sean parte del régimen. Lo importante es acercarnos cuanto antes a la democracia. Después de esta semana, si Fidel está vivo o muerto es irrelevante. Cuba ya ha entrado en un nuevo capítulo y no hay marcha atrás".

Un exiliado cubano habla con periodistas delante del café Versailles, en Miami.
Un exiliado cubano habla con periodistas delante del café Versailles, en Miami.BERNARDO PÉREZ

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_