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Incendios en Galicia y Cataluña

La oleada de incendios desborda a la Xunta

Los satélites captaban ayer una serpiente de humo que recorría toda la costa sur de Galicia, visible también desde más de 100 kilómetros mar adentro. En las Rías Baixas, incluidas las ciudades de Vigo y Pontevedra, el sol de agosto apenas se vislumbra desde hace tres días a través de la neblina parda generada por las cenizas. Ya van tres víctimas mortales, y decenas de miles de personas viven con angustia ante el temor de que los incendios forestales alcancen sus casas. La oleada de fuego que se desató el pasado viernes no tiene precedentes ni siquiera en una comunidad acostumbrada a este tipo de emergencias y ha desbordado la capacidad de respuesta de los servicios de extinción de la Xunta ante las desesperadas peticiones de vecinos que se ven asediados por las llamas. Hubo cortes en varias vías de comunicación, incluidos tramos de la Autopista del Atlántico.

Un hombre que se perdió cuando intentaba apagar el fuego en Pontevedra es la tercera víctima mortal
El Ejército realiza labores de vigilancia y patrullaje y el Gobierno autónomo anuncia la detención de dos sospechosos
La actuación de los pirómanos supera a los servicios de extinción y los vecinos se sienten abandonados
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La Xunta anuncia dos detenciones por los incendios de A Coruña y Pontevedra

La descontrolada proliferación de incendios -64 activos, siete de ellos en máxima alerta por amenaza directa a la población, y 37 que se consideraban ya vencidos- se cobró a última hora del domingo la tercera víctima mortal en Galicia. Se trata de un hombre de 74 años, vecino de Fragas en Campo Lameiro (Pontevedra), que se perdió cuando colaboraba con otros vecinos para apagar el fuego. Su cadáver fue encontrado a medianoche por la Guardia Civil junto a la iglesia parroquial. El incendio es el mismo que permanece descontrolado desde hace cuatro días y que ya se cobró la vida de una mujer de 75 años y su hija de 50, atrapadas en su coche en una carretera de esa comarca.

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En las proximidades de Pontevedra, una ciudad sitiada por los incendios, se vivieron ayer momentos muy dramáticos. Dos bomberos estuvieron cuatro horas sin poder salir de su vehículo, rodeados por las llamas. Los salvaron los medios aéreos, que tuvieron que emplearse a fondo para despejarles el camino. Los servicios de extinción -la Xunta dispone de 4.700 hombres, reforzados con cuadrillas desplazadas de otras comunidades, y con una flota de unas 40 aeronaves, algunas cedidas por el Ministerio de Medio Ambiente- no dan abasto y crecen las quejas de los vecinos que se las tienen que arreglar con sus propios medios. "¡Llamamos hace horas, no viene nadie y tenemos el fuego a la puerta da casa!", clamaban al mediodía, a lágrima viva, un grupo de mujeres de la aldea de Curro, en el municipio Barro, también en las proximidades de Pontevedra.

Los efectos del fuego están llegando hasta los barrios periféricos de las ciudades y los centros de las localidades de tamaño medio. "Esto es un horror. El humo ya se ha convertido en una niebla permanente y la ceniza nos llega hasta el baño y la cocina de casa. ¿Pero queda aún algo de monte por arder?", se desesperaba María Vázquez, una profesora de Rianxo, en la margen coruñesa de la ría de Arousa, la otra zona más castigada. Los fuegos han ocasionado numerosos problemas de circulación. Por la mañana se interrumpió la conexión ferroviaria entre Pontevedra y Vilagarcía. La autopista AP-9, que vertebra toda la costa atlántica, de Ferrol a la frontera portuguesa, estaba cercada a ambos lados por el fuego en varios puntos. Pasado el mediodía, había varias salidas cortadas en los alrededores de Pontevedra, y a media tarde se interrumpió el tráfico entre Santiago y A Coruña, en ambos sentidos.

La Xunta decidió ayer crear un gabinete de crisis bajo el mando del jefe del Ejecutivo, Emilio Pérez Touriño, quien mantuvo conversaciones telefónicas con el Rey y el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. El Gobierno reunió también a la comisión interministerial sobre incendios y decidió emplear el Ejército en labores de patrullaje y vigilancia y dedicar a Galicia "todos los recursos del Estado". Unidades militares ya están desplegadas en dos localidades pontevedresas, Cotobade y Soutomaior, disponibles ante la eventualidad de que fuese preciso evacuar a la población. En Cotobade, donde los vecinos se quejan de desatención, los soldados fueron recibidos con vítores.

El Gobierno de socialistas y nacionalistas, que ahora cumple un año en la Xunta, ha empezado a sentir el marcaje del PP, que ayer volvió a arremeter contra la respuesta oficial al desastre. El presidente regional del partido, Alberto Núñez Feijóo, ofreció por una parte un pacto para afrontar la catástrofe y por otra criticó que en las brigadas forestales se prescindiese de gente con experiencia en detrimento de lo que consideró "titulitis, al primar conocimientos como los de idioma gallego".

Touriño admitió que "los medios siempre son insuficientes" y dijo que comprende las críticas de los vecinos "que tienen el fuego a las puertas de casa", pero pidió tranquilidad porque "la situación está bajo control".

La Xunta insiste en que el problema no es la falta de medios, sino la actividad incesante y premeditada de los incendiarios con estrategias. El responsable de Medio Rural, Alfredo Suárez Canal, del BNG, señaló: "Hemos mantenido prácticamente el mismo operativo que heredamos, con matices". Sí es nueva, en sus palabras, "la tipología de algunos de los fuegos. Se realizan en zonas escarpadas, en masas boscosas en las que, vayan las llamas hacia donde vayan, encontrarán casas cerca". Nadie se atreve, sin embargo, a especular en público sobre los posibles motivos de los incendiarios. "La experiencia nos indica que no hay una causalidad única para explicar este tipo de delitos", declaró el fiscal de medio ambiente, Álvaro García Ortiz. Anoche, la Xunta anunció la detención de dos sospechosos, uno en Soutomaior (Pontevedra) y otro en A Baña (A Coruña).

Todos los años hay decenas de detenidos, pero sus confesiones aclaran poco. "Parecen obedecer a motivos estrictamente personales", explicó el delegado del Gobierno, Manuel Ameijeiras. "Algunos son simples pirómanos trastornados, otros dicen que es por un problema de pastos o de caza, otros son miembros de cuadrillas que quieren vengarse por alguna razón... No hay una explicación común". Se trata de casos como el de un hombre detenido en julio en Cangas do Morrazo, que se confesó autor de 75 incendios. Explicó que lo hacía por el gusto de ver el fuego y que se comprometía a dejarlo si le dejaban volar con los hidroaviones de extinción.

El humo obliga a un vecino de Cotobade (Pontevedra) a protegerse la cara con un pañuelo.
El humo obliga a un vecino de Cotobade (Pontevedra) a protegerse la cara con un pañuelo.REUTERS

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