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El sureste asiático lucha desde 2003 infructuosamente contra la gripe aviar

El estrecho contacto en que viven personas y animales dificulta el control de la epidemia

La tarea de combatir el virus sólo ha conseguido éxitos parciales: cuando un país parece que se libra de la enfermedad, ésta reaparece en un vecino. La lucha está resultando titánica, debilitada por el estrecho contacto que mantiene la población con los animales, pero que es crucial para intentar atajar el inicio de una pandemia.

La OMS estima que serán necesarios más de 130 millones de euros para suministrar asistencia técnica a los países afectados, mejorar la red de laboratorios de diagnóstico y los sistemas de vigilancia, y almacenar fármacos antivirales como Tamiflu; mientras que la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO, en sus siglas en inglés) precisará unos 80 millones de euros sobre el terreno para combatir la epidemia en animales.

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"Aquí [en Indonesia], mucha gente vive mezclada con sus gallinas", dice Kawasaki, un japonés de 46 años, quien sólo da su apellido. "En Japón, el Gobierno presta gran atención a la gripe aviar, pero el Gobierno indonesio no hace gran cosa. Yo no espero mucho de él, así que lo que hago es seguir estrictas medidas higiénicas. Me lavo las manos y la garganta en cuanto regreso a casa", afirma este hombre, que vive en Yakarta desde hace 15 años. Dos calles más allá, en pleno centro de la ciudad, media docena de pollos de plumas negras picotean la basura en un callejón, cerca de un puesto de comida callejero.

Desde mediados de diciembre de 2003, cuando fue identificado el virus en una granja al sur de Seúl, Asia ha registrado 117 casos de infecciones humanas, de los cuales 60 han resultado mortales (41 en Vietnam, 12 en Tailandia, 4 en Camboya, y en los últimos meses 3 en Indonesia). Los expertos temen que si se produce un brote infeccioso entre la población en algunos de estos países -donde los sistemas sanitarios fuera de las ciudades son muy básicos- podría no ser detectado hasta que sea demasiado tarde y el virus se haya extendido por todo el mundo.

"Los países pobres, que están mal equipados para gestionar una pandemia, serían probablemente los más afectados", ha asegurado Samlee Plianbangchang, responsable para el sureste asiático de la OMS. No sólo se colapsarían los sistemas sanitarios, sino que afectaría a las escuelas, las empresas o el turismo, con "un coste económico y social devastador".

De los cuatro países que han registrado víctimas mortales hasta la fecha, y en todos los cuales el virus es endémico en animales, Tailandia -el cuarto mayor exportador avícola del mundo- es el que se encuentra mejor preparado. Tras haber sido muy criticado inicialmente por su lenta respuesta a la crisis, Bangkok incrementó la vigilancia en las explotaciones industriales. Pero todavía tiene problemas para controlar los corrales en los patios traseros de las viviendas, donde los tailandeses crían 10 millones de aves.

Vietnam está en plena campaña de vacunación, y para finales de noviembre espera haber inoculado a 260 millones de animales, aunque aún precisa ayuda financiera. Camboya -un país bastante pobre y que se está recuperando todavía de años de guerra civil- tiene en marcha un programa para formar a 400 paraveterinarios, que se desplazarán a las zonas rurales con la misión de informar en caso de que se produzcan muertes de aves sospechosas.

Indonesia ha registrado tres víctimas mortales confirmadas por la OMS, aunque hay otras tres que podrían haber sido causadas por el H5N1 (el virus de la gripe aviar). El país ha intentado controlar la enfermedad principalmente vacunando las aves. El patógeno ha sido encontrado en 22 de sus 33 provincias.

Ante el goteo de infecciones que se han producido en Indonesia desde que el pasado julio fue detectado el primer infectado humano, muchos ciudadanos han reducido el consumo de pollo. "El Gobierno dice que no hay peligro si se cocina bien la carne, pero mucha gente ha dejado de comer pollo. Yo me he pasado a la ternera", dice Yanto, empleado de banca, de 37 años, que vive en Bandung, una ciudad situada 180 kilómetros al suroeste de Yakarta. "Creo que no hay que tener demasiado miedo. Pero es un problema importante porque se están registrando casos cada semana", añade.

En las últimas semanas, algunos países desarrollados han concedido fondos. Australia ha dado otros 8 millones de euros a Indonesia, con lo que sus ayudas a Yakarta ascienden en total a casi 13 millones euros; Vietnam ha logrado casi 5,8 millones en el marco de un acuerdo con Naciones Unidas, y Washington ha otorgado 2,8 millones a Laos y 1,5 a Camboya.

Laos, uno de los países más pobres de la zona, no ha registrado hasta ahora ninguna infección humana, aunque detectó un brote en una granja avícola el año pasado. La mayoría de sus 6,2 millones de habitantes vive en zonas rurales remotas. La OMS confía en que en las próximas semanas se produzcan nuevos compromisos económicos en el marco de las diferentes reuniones internacionales que hay previstas sobre la enfermedad.

Mercado callejero de gallinas en Yakarta (Indonesia).
Mercado callejero de gallinas en Yakarta (Indonesia).ASSOCIATED PRESS

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