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UN AÑO DEL HUNDIMIENTO

En un abrir y cerrar de ojos

Los testigos del accidente recuerdan cómo vivieron la jornada del 27-E

Un año después del aparatoso hundimiento en el barrio del Carmel, quienes lo vivieron echan la vista atrás. Y lo que ven, bien grabado en su memoria, o no les gusta o les sigue marcando demasiado. La herida provocada por el socavón sigue abierta. Y aunque muchos ya han vuelto al redil de lo cotidiano, otros aún sienten miedo, dolor, rabia. Los 1.276 desalojados no vivieron la crisis solos. Desde el primer instante les acompañó una legión de profesionales entre policías, bomberos, psicólogos y técnicos. Todos coinciden en que el suceso del Carmel ha sido algo extraordinario, una experiencia profesional y personal que, también a ellos, les ha dejado huella. A los vecinos afectados y a los trabajadores les impactaron dos cosas: la magnitud del socavón y la rapidez con la que se tragó cuanto había en la superficie. El derrumbe se produjo en un abrir y cerrar de ojos. Unos segundos fueron suficientes para ver cómo el poder de la destrucción se llevaba lo que habían construido pacientemente.

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