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LA REFORMA DEL ESTATUTO CATALÁN

Los partidos del Ejecutivo catalán rechazan el plan de Maragall de cambiar el Gobierno

El presidente de la Generalitat comunica su decisión de destituir a tres consejeros socialistas

Enric Company

Las direcciones de los tres partidos que forman el Gobierno de Pasqual Maragall dieron ayer una prueba de unidad y cohesión y, muy a su pesar, lo hicieron para desautorizar en términos rotundos y casi idénticos la reestructuración del Ejecutivo planeada por su presidente. Esta situación da la medida de la crisis desatada por Maragall el viernes, que anoche seguía sin resolverse. El presidente, una vez admitida su derrota, buscaba ayer fórmulas para llegar hoy al debate parlamentario sobre la acción de su Gobierno con un acuerdo con los tres partidos que le permita hacer frente al anunciado ataque de la oposición.

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Constatada la identidad de criterios entre los tres partidos que apoyan al Gobierno catalán, Maragall tuvo que atenerse al guión marcado por éstos, que le obliga a que el primer paso para resolver la crisis sea contar con el visto bueno de los tres socios. Los tres aliados esperaban una convocatoria de Maragall, que a media tarde no se había producido. El presidente catalán intentó contactar con el secretario general de Esquerra, Joan Puigcercós. Maragall convocó anoche una reunión de urgencia -que concluyó la madrugada de hoy- con los consejeros socialistas de su Gobierno, en la que expuso los motivos para destituir a tres de ellos: el titular de Trabajo, Josep Maria Rañé; la consejera de Cultura, Caterina Mieras; y el responsable de Agricultura, Antoni Siurana. La reunión se prolongó desde las 22 horas de ayer hasta la madrugada de hoy.

El presidente participó por la mañana en la reunión intergubernamental franco-española sobre cooperación transfronteriza que se celebraba en Barcelona. Llegó a ella junto con el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, en cuyo avión viajó desde la capital tras asistir el domingo a una cena oficial con el presidente de Portugal, Jorge Sampaio. Preguntado en Barcelona sobre la crisis, Zapatero se negó a valorar la situación y se limitó a señalar que la responsabilidad de modificar un Gobierno corresponde a su presidente.

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En vistas de que no había convocatoria, el líder de ERC, Josep Lluís Carod, se desplazó por la tarde a Tarragona. Y el primer secretario del PSC y ministro de Industria, José Montilla, regresó a Madrid. El presidente de Iniciativa Verds, Joan Saura, pidió públicamente por la mañana una reunión "urgente" de Maragall y los tres líderes.

El Gobierno catalán está convocado para las 9.00 de hoy a una reunión en la que habrá que decidir cómo defiende su gestión en el debate parlamentario anual que empieza a las 11.30, frente a una oposición a la que la crisis ha dado alas. A todo esto, las ejecutivas de PSC, ERC e Iniciativa ya habían debatido y manifestado en la mañana de ayer su rechazo al cambio de Gobierno intentado desde el viernes por el presidente. Los tres partidos refrendaron y oficializaron el rechazo a la iniciativa de Maragall mantenida por sus líderes respectivos desde el viernes.

La ejecutiva del PSC, a cuya reunión no asistió Maragall, adoptó una resolución de cuatro puntos en la que reitera la posición de los últimos días: "La remodelación del Gobierno no es hoy ni necesaria ni oportuna". A ello añadió el apoyo expreso a la continuidad de todos sus consejeros. Los principales dirigentes del PSC se pronunciaron uno tras otro en esta reunión contra la actuación Maragall, incluidos dos miembros del Gobierno catalán. La excepción fue Ernest Maragall, hermano del presidente, quien criticó la gestión de los servicios de comunicación de Presidencia por haber difundido, según él, los detalles de un inicio de consultas que no debían haber aflorado.

La dirección de ERC adoptó una resolución, también de cuatro puntos, en términos muy similares. La leyó Carod a mediodía ante los periodistas, y en ella se señala que cualquier cambio exige el apoyo de los tres partidos firmante del pacto de Gobierno de diciembre de 2003, se manifiesta la "plena satisfacción" por la tarea desempeñada por los miembros del Gobierno pertenecientes a ERC y se califica como "inoportuna y políticamente contraproducente" la propuesta de Maragall.

La particularidad en la posición de Esquerra es que pospone a principios de 2006 la eventual conveniencia de abordar cambios en el Gobierno catalán, cuando se cumplirán dos años de su formación.

Ahora hay tres motivos para no entrar en cambios, argumentan tanto ERC como PSC e ICV. El primero es que el Gobierno catalán está en pleno proceso de reforma del Estatuto de Autonomía. El segundo es que se halla en la fase final de la elaboración de los Presupuestos de la Generalitat para 2006. Y el tercero es que hoy mismo comienza el debate parlamentario anual sobre la orientación política del Gobierno. Los tres grupos parlamentarios de la izquierda catalana acusan a Maragall de haber echado a perder la magnífica oportunidad que este debate le ofrecía para presentar ante la opinión pública el éxito que representa haber alcanzado el consenso interno catalán para la reforma del Estatuto de Autonomía.

Ambos comunicados destacan que cualquier cambio en el Gobierno de la Generalitat "ha de contar con el apoyo de los tres partidos" aliados, en la expresión utilizada por ERC, y "ha de pasar necesariamente por un proceso previo de consulta y acuerdo" entre los tres socios, en los términos del PSC.

Esto es también lo que afirmó el presidente de ICV, Joan Saura, al dar cuenta de la posición de su partido. Pero Saura fue más lejos y definió el comportamiento de Maragall como una "deslealtad política" para con los partidos que forman la coalición que le eligió como presidente. "Es presidente de un Gobierno de coalición, no de un entorno pequeño", dijo, antes de lamentar que "al hacer lo que no tenía que hacer", Maragall haya "debilitado de forma clarísima" al propio Gobierno catalán.

Maragall, junto a Zapatero e Ibarretxe, durante el encuentro hispano-francés de ayer en Barcelona.
Maragall, junto a Zapatero e Ibarretxe, durante el encuentro hispano-francés de ayer en Barcelona.MARCEL·LÍ SÁENZ

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